En generaciones anteriores, la muerte era una parte natural de la experiencia de un niño y a menudo ocurría en el hogar. Los niños eran testigos directos del proceso. Sin embargo, en la actualidad, es más probable que la muerte ocurra lejos de los ojos y las experiencias de los niños. Como resultado, la exclusión de la muerte de las vidas de los niños requiere que les enseñemos explícitamente sobre la muerte y el dolor.
El duelo ayuda a adultos y niños a curarse de su dolor y es una reacción natural. A veces, los adultos que tratan de proteger a los niños del dolor de la pérdida, pero en realidad, tratan de protegerse a sí mismos. Tenga en cuenta estas sugerencias para cuando los niños lidien con el dolor:
Permita que los niños expresen el dolor a su manera y en su propio tiempo. No presione a los niños para que reanuden sus actividades normales si no se sienten preparados. El sentimiento de los niños puede surgir a través de su comportamiento y del juego, no a través de hablar y discutir, simplemente porque no son capaces de verbalizar lo que están sintiendo (por ejemplo, los niños pueden reír o jugar en un momento que se siente inapropiado para un adulto). Las reacciones normales de los niños ante la muerte podrían materializarse como "estallidos de pena" que son seguidos por el juego y las actividades normales.
Mantenga las líneas de conversación abiertas: los niños deben sentir que está bien hablar sobre la muerte y el dolor y que sus sentimientos de enojo, tristeza, miedo y arrepentimiento son normales. Los adultos deben hacerle saber a un niño afligido que están disponibles para escuchar y ayudar. El abrazo y el tacto ayudan al niño afligido a sentirse seguro al expresar sus emociones, brindándole la tranquilidad de un amor y cuidado continuos.
Sea consciente de lo que usted dice y de lo que los niños hacen: los niños pueden reprimir su dolor o percibir expectativas poco razonables si se les dice cosas como "No llores. Tienes que ser fuerte" o "Ahora eres el hombre de la familia" o "Sé una buena niña. Tu mamá necesita de tu ayuda ahora más que nunca". No debe permitirse ni esperarse que los niños en duelo asuman el rol adulto de "confidente" o compañero del padre sobreviviente.
Comparta sus propios sentimientos con los niños: los adultos que no ocultan su propia tristeza les enseñan a los niños que los sentimientos están bien y que no hay vergüenza o soledad asociada con el dolor. Sin embargo, también es cierto que los adultos no deben llorar profusamente y en forma prolongada frente a un niño, ya que estos comportamientos pueden asustar o preocupar a un niño.
Los padres pueden verse tentados a "enviar a los niños lejos" (a la casa de un pariente o amigo) después de una muerte, ya sea para protegerlos de sentimientos dolorosos o porque es difícil cuidarlos mientras los padres mismos están sufriendo. Solo tenga en cuenta que durante el período de duelo, los niños a menudo se sienten más cómodos con el entorno y las rutinas familiares, y la separación puede aumentar sus temores sobre el abandono.
(Psiquiatra/Paidopsiquiatra)