Donald Trump y sus votantes ultraderechistas carecen de todo conocimiento de lo que acontece en el contexto mundial. La información de esa población es la televisión mediática que es parte de los grupos dominantes en ese país: este aparato masivo y seductor ha moldeado durante décadas la mentalidad del estadounidense. Si ese aparato le dice que la guerra es buena para la economía de los Estados Unidos, para salvarlos de Saddam Hussein y de los terroristas árabes así lo creen: así lo hizo Bush y se reeligió dos veces. Noam Chomsky, el gran pensador estadounidense, afirmó; "Si quieres conquistar a un pueblo, créale un enemigo imaginario que le parezca más peligroso que tú, entonces sé su salvador". Hoy el gran salvador que le devolverá la grandeza a los Estados Unidos es Donald Trump, así se auto promovió en su campaña.
De una sociedad con 18 millones de alcohólicos, con 135 millones de personas mayores de 12 años que acostumbran a tomar alcohol; donde 108 mil personas murieron por droga en 2022, que tiene 44 millones de drogadictos y una mayoría que vive "estupidizada" por la televisión, no nos extraña que vote por un demente y exconvicto como Trump.
Lo que sin duda ignoran Donald Trump y esta gente es que su país y el dólar ya no tienen la hegemonía que tuvieron después de la segunda guerra mundial y después de la firma del Tratado de Bretton Woods en 1944. En aquellos años de posguerra las reservas monetarias de los países europeos huyeron de la guerra hacia los Estado Unidos que no sufrió los efectos destructores de la guerra, y otra parte de esa reserva se fue a ese país del norte por la vía comercial debido a que, favorecido por la guerra, quedó convertido en el gran proveedor de Europa y del resto del mundo. Dueño del 75 por ciento de las reservas monetarias mundiales en 1944 los Estados Unidos quedaron convertidos en el banquero mundial. Con Europa devastada por la guerra al igual que Japón y la Unión Soviética destruida y China sumida todavía en el atraso colonial, quedó el mundo convertido en una hegemonía unipolar donde los Estados Unidos y el dólar rigieron el mundo monetario, de las finanzas y del comercio durante varias décadas.
En nuestros días esa hegemonía unipolar ya no existe; existe hoy un mundo bipolar donde los enemigos de Washington, convertidos en potencias económicas, están desechando al dólar, han creado una alianza entre ellos y su propia moneda para su mundo de alianzas comerciales e inversión: el BRICS, nombre tomado de estos aliados Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Y la amenaza comercial y de capitales que implican estos países no la podrá detener Donald Trump, ni con su euforia demente de aplicar aranceles a tutiplén. No cabe duda que este amigo, enloquecido con sus aranceles, ignora que no sólo afectará a México y a China, sino que con ello trastornará al comercio mundial.
La otra pared con la que tendrá que darse de topes Donald Trump, son los poderosos industriales y financieros de la guerra que dirigen la vida política de los Estados Unidos: el presidente de ese país es sólo un empleado. Esos grupos dominantes, dueños de los Estados Unidos, demandan más gasto público deficitario, más deuda, para seguir produciendo y vendiendo armas: de ahí la necesidad de incurrir en más deuda, no importa que se reviente el dólar y el sistema financiero estadounidense se desplome. La economía de los Estados Unidos no puede sobrevivir sin guerras y sin endeudarse, de ahí la necesidad de inventar otras guerras.
Por todo lo anterior señalado, deducimos que el asunto de los migrantes, contra el que Trump salvará a los gringos, no es el principal problema que tendrá que enfrentar Donald Trump; sus amenazas contra México y Claudia Sheinbaum sólo son ladridos de perro, ladridos de corte racista con fines electorales, en busca del voto del gringo ignorante, manipulado y racista.
Parafraseando al 18 Brumario de Luis Bonaparte de Karl Marx, le digo al señor Trump que los hombres hacen su historia, pero no a su total y libre albedrio y capricho, sino sujeto a las condiciones históricas, económicas que recibió de herencia del pasado. O sea que un desquiciado como Trump no está a salvo de las condiciones históricas en que le tocará gobernar a los Estados Unidos
Post Scriptum. – Y otra pared que tendrá que enfrentar Donald Trump son sus odiados enemigos árabes dueños del petróleo, junto con Venezuela.