En las arengas que el presidente Andrés Manuel López Obrador proclamó la noche del 15 de septiembre, en el marco del 213 aniversario del grito de Independencia, recordó a los héroes que nos dieron patria y lanzó mueras al racismo y la discriminación.
No fue una ocurrencia del presidente, sino un acto consciente y oportuno ante la prevalencia de esos males en el escenario nacional. La discusión pública se ha contaminado de expresiones racistas y discriminatorias ante la falta de argumentos en el debate de asuntos públicos.
Actores políticos han padecido esas actitudes por no agradar o tener una ideología que otros no comparten. Eso lo vivió Claudia Sheinbaum durante el proceso interno que la convirtió en coordinadora nacional de los Comités de Defensa de la 4T.
Hubo seguidores de contendientes por ese cargo que despectivamente la llamaban "judía" como si su origen fuera algo reprobable o la demeritara como persona o política. Lo mismo sucedió con la hoy gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, a quien sus adversarios la despreciaron por su origen humilde.
Hay ejemplos notables de superación por méritos propios y por la experiencia acumulada en el camino de la vida, que han ocupado posiciones relevantes y demostrado capacidad, eficacia y honestidad. Afortunadamente en Morena decidirá el pueblo, escogerá a quien represente mejor sus intereses y se asemeje a su gente.