Origina una muy peculiar relación vecinal cuya historia está marcada por agravios abundantes, comenzando por el zarpazo que nos arrebató más de la mitad del territorio mediante una guerra injusta e ilegal, y otros muchos de ocupaciones, bloqueos, discriminaciones racistas, y una larga fila de etcéteras. Incluso cuando hubo coincidencias no dejaron de darse los agravios, por ejemplo la venta de semovientes y pertrechos al ejército invasor francés; antes las intrigas generadoras de conflictos por el embajador Poinsett al darse la independencia; la represión contra Ricardo Flores Magón y su partido liberal y a los mineros de Cananea; la decisiva intervención del embajador H. L. Wilson en el derrocamiento y asesinato de Francisco Madero, entre muchas otras.
Son pocas pero destacables las ocasiones favorables: la actitud política de Abraham Lincoln, primero votando como diputado en contra de la guerra contra México y, ya como presidente, el no reconocimiento del imperio de Maximiliano. Especial referencia hace el Presidente López Obrador a su homónimo Franklin D. Roosevelt, por su actitud ante la expropiación petrolera del Presidente Lázaro Cárdenas y la concreción del Programa Brasero, durante la II Guerra Mundial tema, por cierto usado como ejemplo en respaldo a su propuesta de migración segura y digna.
En este contexto, el Presidente López Obrador ha bordado una fina diplomacia siempre apegada al mandato constitucional, sin aspavientos ni sumisiones humillantes, sumando política y diplomacia. El caso más crítico ocurrió cuando Trump amenazó con la imposición de alzas arancelarias a las exportaciones mexicanas ante el explosivo aumento de las caravanas migrantes provenientes de Centroamérica. La diplomacia acudió a negociar mientras la política convocaba a la movilización popular; la negociación se concretó el mismo día en que habría de celebrarse una magna concentración en Tijuana; la amenaza quedó aceptablemente resuelta y Trump arrió sus banderas de guerra comercial. No fue fácil lidiar con el blondo troglodita pero se logró una actitud de respeto con dignidad.
Al Presidente Biden no se le brindó el sólito saludo por su triunfo inmediato a la elección, a despecho de la crítica y el tembladero de corvas del conservadurismo mexicano. No fue sino hasta que la autoridad electoral validó su triunfo que AMLO formuló su saludo y felicitación. La prensa tradicional auguraba un tormentoso futuro de venganzas del Sr. Biden por tal actitud del Presidente mexicano amparado por la constitución. No sucedió; por el contrario se ganó el respeto a la dignidad, como ha quedado de manifiesto en las dos reuniones de trabajo y las múltiples comunicaciones telefónicas y telemáticas sostenidas entre ambos mandatarios.
Con pleno respeto a nuestra soberanía el gobierno mexicano ha enarbolado la lucha contra el bloqueo a Cuba y recibió, con muy destacados honores, al Presidente Díaz Canet, en ocasión de los festejos por nuestra independencia. Con el mismo principio, López Obrador manifestó su desacuerdo por la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la Cumbre de las Américas a celebrarse en Los Ángeles y, personalmente, se abstuvo de asistir y convalidar la exclusión. A la oposición conservadora y medrosa le pareció como una declaración de guerra y rasgaron sus vestiduras, acostumbrados a su actitud servil (ser vil) y de súbditos coloniales. El gobierno mexicano creció una enormidad en dignidad y respetabilidad, tanto de la comunidad latinoamericana, como del propio gobierno gringo.
En este marco, el pasado martes 12 de julio se celebró la reunión de trabajo con el presidente de los Estados Unidos, con una insólita actuación de llevar la iniciativa con la propuesta de cinco puntos de trabajo conjunto para atender al fenómeno migratorio y la falta de fuerza de trabajo en USA, la cual merma su capacidad de producción, mediante el otorgamiento de visas de trabajo para migrantes del sur. Elegantemente ostentó su soberanía energética ofreciendo combustible más barato a pobladores de los estados fronterizos; igual que aportando posibilidades de surtimiento de gas a dichos estados e, incluso, de proyectos de exportación de energía eléctrica. Todavía más, instó al presidente Biden a ser audaz y valiente ante la oposición conservadora y ante la mezquindad de la prensa que lo ataca, igual o peor que aquí, incluida la revista Hola, paladín de la aristocracia y la elegancia.
Me es muy grato reiterar mi orgullo de ser mexicano y tener un Presidente que lo nutre con su actuar patriótico, honesto e inteligente.
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