Cuando el mundo temía por una guerra nuclear, Ucrania pisó el freno y emitió una primera propuesta de alto al fuego. En una entrevista para Sky News, Zelenski propuso que Rusia mantuviera el control de los territorios ocupados, que representan cerca de la quinta parte del suelo ucraniano. Igual sugirió que las zonas en control ucraniano quedaran bajo el escudo protector de la OTAN. Con esto se observa un cambio de postura. Ahora Ucrania ya no quiere recuperar esos territorios por la vía militar, sino por medios diplomáticos. También evidencia que está dispuesto a "entregar" ciertas zonas, a cambio de "garantías de seguridad". En palabras de Zelenski, esto tiene como objetivo poner fin a la "fase caliente de la guerra".
Con estas declaraciones vemos un giro de 180 grados, que podría definir el rumbo de ese conflicto armado. Además, no hay que olvidar el factor Trump, quien ha mencionado que en su primer día de mandato se sentará a negociar con Putin sobre el fin de esa guerra. De ser cierto esto, estaríamos viendo la apertura de un nuevo sistema internacional, originado por el resultado post-guerra en Ucrania. Desde mi perspectiva, el Donbás representa la nueva "Alsacia y Lorena"; un territorio que fue cambiando de bando durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. Allí se trazaron las nuevas líneas del mapa y ahora con el próximo fin de la Guerra en Ucrania, es posible que veamos un nuevo mapa del mundo, no solo en términos geográficos, sino también políticos, porque con el triunfo ruso se evidenciará un nuevo balance de poder en la región.
Eso en el frente europeo. Por su parte, en el Medio Oriente también hubo avances de paz en el frente Israel-Líbano. Luego de 14 meses de combates intensos y bombardeos, Israel y Hezbolá aceptaron un alto al fuego de 60 días. La milicia chiíta se retiraría al norte del río Litani y el ejército israelí hacia el sur de la Línea Azul, trazada por la ONU en el 2000. A pesar de lo anterior, la paz mundial dista de ser un sueño hecho realidad. El alto al fuego se rompió el lunes, con acusaciones de ataques por parte de ambos beligerantes. Hezbolá con una andanada de "disparos defensivos" de Hezbolá contra una posición fronteriza de Israel y este último por haber infringido bajas en Marjayoun y Nabatiye.
Y por si no fuera suficiente destrucción, la guerra en Siria se descongeló con la toma de Alepo, la capital económica del país, por parte de los rebeldes. Este conflicto comenzó en 2011 y llevaba "pausado" alrededor de 4-5 años. De hecho, el gobierno sirio había recuperado Alepo en 2016 y el 29 de noviembre de este año volvió a perder esa ciudad. En esa guerra Rusia apoya al régimen de Bashar al-Assad y Estados Unidos respalda a los rebeldes, junto con Turquía. Sin embargo, esta guerra civil no es tan sencilla de entender, porque no se trata solamente de dos bandos. Aquí los enlisto:
· El gobierno de Assad, con el apoyo de Rusia, Irán y algunas milicias chiítas, apoyadas por el Hezbolá.
· Los rebeldes afiliados al Ejército Sirio de Liberación, en el cual se unen milicias "laicas" y facciones islámicas locales. Y son apoyados por Estados Unidos.
· El frente Al-Nuzra, también conocido como Al Qaeda en Siria y ahora llamado "Tahrir al Sham".
· El casi extinto Estado Islámico de Irak y Siria.
· Los Kurdos, una minoría étnica de origen iranio que se encuentra repartida entre Siria, Irak, Turquía e Irán. A este grupo le prometieron la creación de una patria, durante la Primera Guerra Mundial, pero jamás se cumplió la promesa del Kurdistán.
Y aunque pareciera que en una guerra todos son enemigos, en ésta no. Aquí cada grupo lucha por intereses particulares y eso ha generado un complejo juego de alianzas. El conflicto se había "apagado" desde 2017-2018 con un alto al fuego negociado por Rusia, Turquía e Irán, pero ahora el escenario es diferente. Por un lado, Rusia tiene una ofensiva contra Ucrania, por lo que no puede enviarle muchas tropas a Assad. Por su parte, Irán y el Hezbolá han luchado contra Israel por más de un año. Entonces, los dos grandes aliados de Assad están ocupados en sus propias confrontaciones. Nuevamente, el equilibrio de poder creó el momento favorable para que los rebeldes atacaran. Se apagó una guerra, pero se reavivó otra. Y todo apunta que el próximo año, tampoco será un año de paz.