La semana pasada se celebró el Día Internacional contra el Dengue, instituido por la OMS para crear conciencia en la prevención de esa enfermedad, transmitida principalmente por el mosquito Aedes aegypti. Se calcula que más del 40% de la población mundial está bajo riesgo de contraer esta enfermedad. El dengue es una afección viral, propagado por todo el mundo con la colonización entre los siglos XVI y XVIII. El virus que lo provoca es un icosaedro de 50 nm, de la familia Flaviviridae, con cuatro serotipos. En nuestra región, el DENV-2 es el serotipo que con mayor frecuencia produce casos severos, pero existen diferencias en el potencial virulento entre cepas. Infecciones seguidas por más de un serotipo aumentan el riesgo de gravedad y muerte. El registro más remoto de casos de dengue está en china durante la Dinastía Jin, 265-420 d.C. Lo llamaban "agua venenosa", relacionándolo con insectos acuáticos voladores. En América, los primeros brotes ocurrieron en el siglo XVII en el Caribe, a inicios del XX las epidemias en Florida y Nueva Orleans, y en los años 80s los brotes masivos de dengue hemorrágico en Cuba y Venezuela.
Entre las últimas dos décadas, la OMS ha documentado que el número de casos se ha multiplicado por diez, pasando de 500 mil a más de 5 millones y afectando a 130 países. Sin tratamiento específico, los esfuerzos actuales solo han fructificado en unas cuantas vacunas con resultados exitosos pero parciales, aún sin rebasar todavía el 60% de eficacia. Mientras no se invierta en la investigación y desarrollo de un biológico altamente efectivo, la prevención seguirá siendo nuestra mejor defensa; con la detección temprana en casos graves y la atención médica oportuna se han lograra éxitos temporales y locales, anulando casi su letalidad. El dengue grave o hemorrágico sin tratamiento puede causar la muerte hasta del 50% de los casos en condiciones críticas. Actualmente, la prevención se realiza a nivel del vector, disminuyendo la población de mosquitos y larvas mediante la fumigación; sin embargo, el uso masivo de insecticidas y larvicidas tiene el riesgo de generar resistencia. Históricamente, el número de casos de dengue alcanzó su máximo en 2023, donde todas las regiones del mundo se vieron afectadas con millones de casos y miles de defunciones. En nuestro país, el dengue es la principal enfermedad transmitida por vector.
El 20 de mayo pasado, la Secretaría de Salud alertó a todas las Unidades Médicas, Unidades de Vigilancia Epidemiológica y a la Red Nacional de Laboratorios de Salud Pública, sobre el incremento acelerado de casos de dengue en el país, con magnitudes que triplican los números de 2023. Para el 26 de agosto pasado, el informe de la Semana Epidemiológica 34 reporta casi 42 mil casos confirmados a nivel nacional, el triple de lo acumulado en la mima semana de 2023. Con casi 300 casos por cada 100 mil habitantes Colima se acerca a una alerta máxima, de cerca le siguen Morelos y Nayarit, con Guerrero y Tabasco acelerando hacia los 150 casos por cada 100 mil. En el acumulado, Guerrero, Morelos, Jalisco, Michoacán y Tabasco concentran cerca de la mitad de todos los casos, y de muertes en el país que suman casi 130. Pero estas cifras alarmantes se quedarían cortas ante el total de casos probables, estimados en múltiplos de hasta 7 por cada caso confirmado. En particular, para los tabasqueños se advierte un riesgo alto y creciente, pues en los últimos años 2 de cada 5 casos han evolucionado en dengue hemorrágico o de gravedad. En 2023 el dengue cobró la vida de 2 docenas de tabasqueños, una cantidad que puede resultar menor para 2024; pues aún sin llegar a las semanas más álgidas de lluvias intensas en la región ya se reportan hoy casi 15 muertes en el estado. Debemos reflexionar, actuar y prevenir; aseando y limpiando nuestra casa, patios y jardines; manteniendo limpios los caminos, calles, drenajes y alcantarillas. A diferencia de vastas plegarias y buenas intenciones, mucho se logra con pequeñas acciones. (drulin@datametrika.com/Investigador Titular, UJAT/Director General, Datametrika Co.)