Hablar de las organizaciones no gubernamentales en Tabasco, es hablar de una de las vertientes de la lucha por la democracia en la entidad y en la que el nombre de Andrés Manuel López Obrador destaca como uno de sus promotores más persistentes. Hubo, cierto, antecedentes de batalladores solitarios y algunos anónimos. En Tabasco se registra también la extraordinaria labor que hicieron misioneros y sacerdotes que optaron por la causa de los desvalidos, así como otros prefirieron el lucro y el poder.
Para quienes han seguido la lucha por la democracia y en contra del viejo sistema no es desconocido que el ahora presidente de México, en sus inicios promovió la creación de diversos organismos civiles, entre ellas las llamadas organizaciones no gubernamentales, denominadas así porque no pertenecían al gobierno ni a la iniciativa privada.
Entre estas destaca un comité dedicado a la defensa de los derechos humanos en Tabasco, misma que se mantiene como Codehutab, bajo el amparo de los jesuitas, y otra más dedicada a la defensa ambiental. Esta última nació en una hacienda cacaotera del municipio de Paraíso y que en los años 90 se especializó en apoyar a las personas afectadas por la irracional forma en que se extraía el llamado oro negro en Tabasco. Me refiero a la Asociación Santo Tomás.
Se necesitaban contrapesos a los gobiernos emanados del PRI en tiempos del autoritarismo, entre ellos el de Roberto Madrazo Pintado, por lo que estas agrupaciones civiles independientes eran necesarios, argumentaba entonces López Obrador, líder de la oposición en Tabasco, y que llegó a despachar en las oficinas de una de las asociaciones civiles que ayudó a crear.
Estas organizaciones civiles no sólo defendían los derechos humanos y a los afectados por Pemex, también realizaban acciones de observación electoral en un país donde no estaba permitido, exigían transparencia y rendición de cuentas al poder, cuando era más que imposible saber cuánto ganaba el presidente de México o en que se gastaba la entonces famosa partida secreta.
Sobra decir que el gobierno las atacó. El secretario de gobierno de Roberto Madrazo pidió de forma personal a un organismos multilateral interesado en apoyar proyectos sustentables en Tabasco que no financiera a las organizaciones civiles que cuestionaban al gobierno y muchos recordarán aquel espectacular colocado por un gobernador arriba de las oficinas del organismo ciudadano defensor de los derechos humanos (Codehutab) en la esquina de Mina y Sánchez Magallanes, con la leyenda: "Los derechos humanos son para todos, no solo para los delincuentes". Se trataba de un combate frontal a las iniciativas por la justicia y la democracia.
Me parece de justicia destacar y por lo menos mencionar la heroica labor de los clubes, agrupaciones, individuos, que abrieron brecha a la defensa de la justicia en Tabasco. (Continuará)