MENCIONAMOS en este espacio que las votaciones de junio próximo, así como las actuales campañas, transcurrirán en la confrontación de dos proyectos: el anunciado por Andrés Manuel López Obrador para acabar con el modelo neoliberal y el de sus opositores que ven en el plan lopezobradorista “un peligro para México”, aunque sin repetir el lema de Felipe Calderón. Para unos el camino es hacia la justicia social, para otros lo que está en riesgo es la democracia mexicana.
En un interesante foro, el historiador Lorenzo Meyer afirmó que aun cuando haya diez partidos nacionales registrados y ¡sesenta partidos locales!, en realidad están en confrontación dos grandes fuerzas. Sostiene que en las elecciones de mitad de sexenio la decisión es si ganan quienes apoyan a López Obrador o triunfan quienes están contra su propuesta. Meyer dice: quienes quieren detener el cambio.
Pero, como bien dice el investigador universitario Rodolfo Uribe, y es en algo que coincidimos con varios colegas –tanto quienes están a favor de AMLO como en contra, o neutrales-, la cuestión mexicana es una asunto que rebasa las fronteras. El modelo neoliberal o como se quiera llamar a la actual fase del capitalismo está implantado a nivel mundial.
ESTACIONARSE CUESTA
“La pérdida de soberanía de las banquetas”. Con esta frase, Rodolfo Uribe, escribió lo siguiente: “Poca gente se da cuenta de que a través de los tratados de comercio se ha ido construyendo un gobierno mundial. Ahora resulta que el gobierno de la Ciudad de México no puede detener proyectos de parquímetros en la ciudad porque las empresas están protegidas por el Temec (T-MEC) que reemplazó al Tlcan (Tratado de Libre Comercio de América del Norte). Esa es la guerra de fondo: un gobierno global empresarial a través de tratados que doblan a los gobiernos representativos nacionales. Así un gobierno local no puede decidir ni sobre las banquetas. Y mucho menos los vecinos, como quieren hacerlo los de Coyoacán o la Nápoles”.
Dice el investigador universitario que se están cumpliendo los peores pronósticos, porque además “los mexicanos nunca vemos la cosa geopolítica y la formación de un nuevo gobierno mundial”. Este tema saltó en una conferencia reciente de Claudia Sheimbaun, la Jefa de Gobierno de Cdmx en referencia a los parquímetros: ni la ciudad, ni el país tienen soberanía respecto a decidir sobre éstos de acuerdo con el nuevo Tratado con Estados Unidos y Canadá.
Sobre los mecanismos de presión internacionales y el choque de dos modelos en México, entregó Uribe para su edición un exhaustivo texto que se publicará próximamente. De alguna manera aquí abordamos ya lo que representa un riesgo real para López Obrador y para su Proyecto de Nación (y en consecuencia para la estabilidad del país). Algo que también me dijo un colaborador cercano al político nacido en Tepetitán, Macuspana: quienes pueden desestabilizar México no son ni los de Frenaa, ni las alianzas opositoras, ni siquiera los empresarios más conservadores; la verdadera Espada de Damocles la sostiene el gobierno de Estados Unidos.
BENEFICIOS EXCESIVOS
PARA que tengamos una ligera idea de cómo están “amarradas” las decisiones nacionales y la camisa de fuerza de la que busca liberarse AMLO, tenemos el caso aparentemente simple de los parquímetros de la Ciudad de México. En enero de 2019 Sheinbaum calificó de “excesivos” los beneficios que los concesionarios obtenían a costa de espacios públicos.
Explicó entonces que entre 2012 y 2018, los parquímetros de Ecoparq recaudaron mil 955 millones de pesos, de los cuales al gobierno ingresaron 659 millones, por el esquema en el que el concesionario recibe el 70 por ciento de las ganancias y el ente gubernamental obtiene el resto. Todavía, el gobierno anterior de Miguel Ángel Mancera entregó 17 concesiones. Se habían asignado un total de 23.
Pero no sólo eso, sino que las beneficiarias son empresas transnacionales. De esta manera, cuando Sheinbaum anunció que serían revocados los contratos leoninos, las firmas Doups Holdings y Sepadeve International informaron notificaron al gobierno mexicano que someterían el tema al arbitraje internacional amparados por el Tratado de Libre Comercio. Argumentaron que el gobierno de la Cdmx afectaba sus inversiones en el mercado de parquímetros. Como usted puede imaginar, las concesiones para el usufructo de espacio público de manera privada se otorgaron por diez años.
Algo similar a lo sucedido en los contratos para la compra de energía eléctrica por parte de la Comisión Federal de Electricidad a las empresas privadas, o la venta de gas a bajo precio por parte de Pemex a corporaciones extranjeras. Esto de los parquímetros nos puede servir como ejemplo de lo que puede suceder con cuestiones mucho más estratégicas como el petróleo, el gas y la electricidad. La resistencia será mucho mayor.
AL MARGEN
EL ESPACIO público no sólo es ocupado por la delincuencia sino por las corporaciones de “cuello blanco”. Autoridades que privatizan lo que es de todos y ciudadanos que abandonamos los sitios de convivencia. Recuperar la soberanía va de lo mínimo a lo más grande. (vmsamano@hotmail.com)