Confortar la memoria, conjurar el olvido

Confortar la memoria, conjurar el olvido

Comentar sobre una obra como esta representa un verdadero reto; pues al sumergirse en la amena, interesante y culta redacción del destacado doctor Mario Humberto Ruz, se vuelve complicado determinar desde qué enfoque sería adecuado comenzar a enumerar las virtudes que concentra el libro Confortar la memoria, conjurar el olvido. Imágenes y sentimientos en el Panteón Central de Villahermosa, editado este año por el Fondo Editorial del Municipio de Centro.

Quizás podríamos comenzar por destacar el valor histórico de la obra para la comprensión de lo que representa el panteón central de esta ciudad en la identidad local; o podríamos iniciar con la riqueza visual que nos ofrece en cada imagen que está ahí para enriquecer el análisis que realiza el autor de manera integral; o por el interesante recorrido con el que nos lleva de la mano para conocer el origen del referido panteón; o tal vez, por los destacados personajes históricos, cuya memoria reposa ahora en parte entre estas páginas; e incluso por el valor que en el campo de la semiótica representa, entendida como la disciplina que estudia el significado de los signos, sus combinaciones y sus significados en la vida social.

A simple vista, el libro que hoy se presenta está compuesto por tres secciones principales: comienza con un texto en el que nos enteramos de sucesos acaecidos en San Juan Bautista, Tabasco, que dan pie a la comprensión del significado de la muerte y las creencias en torno a ella desde la fe católica entre los siglos XVIII y XX. En un segundo momento, se nos ofrece un nutrido análisis de los símbolos empleados en las moradas eternas que existen en este lugar, cargados de significados sociales y particulares para cada familia que ha confiado en este espacio el descanso eterno de sus seres queridos. Con la tercera y última parte, el autor nos muestra cómo el sentimiento de familia se percibe en tumbas y mausoleos que resaltan en este cementerio a través de la recreación de la vida doméstica, revelando aquellos elementos que en vida fueron motivo de alegría para sus familiares, y que se espera lo sigan siendo en el más allá.

El libro tiene la virtud de dialogar también con información y aportes de diversos autores con los que se nutren las reflexiones que se nos presenta a lo largo de la obra, como Philippe Aries; Juan-Eduardo Cirlot; Gustav Davidson; así como autores locales entre los que resaltan Pepe Bulnes; Diógenes López Reyes y Francisco J. Santamaría; abriendo con esto nuevas líneas de referencia para aquellos interesados en conocer más acerca de los temas que aborda. En este sentido, destacan también los ejemplos comparativos que nuestro autor realiza entre el Panteón Central de Villahermosa y otros como los de Salsipuedes, Oxolotán, Pueblo Nuevo, Puxcatán, Tacotalpa, Frontera, así como los de Yucatán, Campeche, Chiapas o Guatemala, esto con el fin de destacar, en palabras del doctor Ruz, la valía estética de los cementerios, a la que se aúna su significación histórica.

"Los recintos funerarios son además textos susceptibles de lectura que nos ilustran sobre creencias, prácticas, modas, estilos, actitudes rituales y hasta sentimientos de ayer y de hoy (...) patrimonio tangible e intangible que debemos preservar y custodiar..." (Ruz, 2024, p. 37).

Esta significación histórica se refleja en la obra precisamente a través de ejemplos claros de sucesos históricos con los que podemos conocer las interpretaciones culturales que con respecto a la muerte se han manifestado en Tabasco. Del mismo modo que permiten enterarnos de los episodios históricos relacionados con ésta, como aquellos en los que la sombra de la muerte azotó San Juan Bautista en forma de epidemias; una de las cuales pudo haber sido el catalizador final para dar cumplimiento, aunque 25 años después, a las disposiciones que en materia de salubridad fueron emitidas el 27 de marzo de 1789, por el rey Carlos III, para normar que en la Nueva España se erigieran cementerios fuera de las poblaciones y dejar de lado la costumbre de inhumar los restos de los difuntos dentro de las iglesias y los camposantos adjuntos a estos.

La espléndida narración de los hechos históricos citados en la obra tiene su origen en la riqueza de fuentes primarias de información consultadas, entre las que contamos el Archivo de Notarías, como parte del Archivo General del Estado de Tabasco, así como el ramo criminal del Archivo General de la Nación. La consulta directa de las sepulturas, vistas también como fuentes primarias, permitió al autor llevarnos de la mano por los acontecimientos que tuvieron lugar en los años de nacimiento y fallecimiento de quienes reposan en este Panteón Central próximo a cumplir 208 años, y provoca en los lectores la inquietud de consultar entre el acervo disponible al público del Archivo General Municipal de Centro, las actas de defunción de las personas mencionadas entre estas páginas, para conocer datos diversos como sus fechas de defunción, edades, ocupaciones laborales, lugares de origen, causas de muerte, vínculos familiares, entre otros aspectos que los dotan de la humanidad de la que aún forman parte a través de los suyos.

Todo lo anterior se conjuga para examinar un aspecto de la vida cotidiana que nos recuerda que, como dice el doctor Ruz, "...en muchos sentidos, los muertos no están en la memoria; son memoria" (Ruz, 2024, p. 95).

Confortar la memoria, conjurar el olvido del Dr. Mario Humberto Ruz, se comparte de manera gratuita en las instalaciones del Centro Cultural Villahermosa, y es lectura obligada para quienes desean conocer más sobre la historia de esta ciudad.