Falta menos de un mes para que inicien las campañas en el proceso electoral local. En la primera mitad de marzo vence el plazo para que los partidos políticos terminen de definir las candidaturas locales a diputados, alcaldes y a gobernador o gobernadora, para que el 16 arranquen las campañas, que terminarán el 29 de mayo.
En este proceso, la particularidad es precisamente que los tiempos políticos de la sucesión presidencial se adelantaron mucho, lo que adelantó también las definiciones políticas en los procesos locales, de modo que llegaremos a las campañas con muchos ciudadanos agotados de antemano tras meses de pronunciamientos, descalificaciones y spots repetitivos, mientras que al mismo tiempo los apasionamientos propios de las elecciones se irán acentuando todavía más.
El desafío, tanto para los actores que pretenden el poder como para las instituciones encargadas de la organización es propiciar las condiciones para elevar el nivel del debate público, e involucrar efectivamente a la ciudadanía. Sin embargo, la ciudadanía también ha de poner de su parte para no verse reducida al papel de mero espectador, todo lo contrario, erigirse en protagonista.
Mientras los partidos políticos están todavía en el proceso interno de definición de candidatos a todos los cargos, tanto por mayoría relativa (voto directo) como representación proporcional (pluris), terminando de cuadrar las necesidades de cumplir con las acciones afirmativas de género, personas de la diversidad sexual, indígenas, sin perder la vista de los jóvenes, personas afrodescendientes, etcétera, que puede complicar las coaliciones y candidaturas comunes, en diversos institutos políticos se enfrentan a la dificultad de que las encuestas o sondeos que han hecho no coinciden con esas necesidades, o bien, sus propios militantes critican los procesos internos por considerarlos cerrados y verticales, cuando debían involucrar más a las bases. Cada uno tendrá su percepción al respecto de si hay o no grupos al interior de los partidos, si la definición de candidaturas ha sido una mera negociación entre las cúpulas o si, efectivamente, están haciendo el mejor trabajo de llevar los mejores perfiles definidos por su trabajo desde las bases.
Lo que deben tener claro tanto los partidos como los candidatos que resulten finalmente definidos es que durante el ya próximo periodo de campañas tendrán que hacer algo más que repetir lugares comunes o descalificaciones, pues el electorado apenas descansó un poco tras el ajetreo de los procesos internos, algunos más agotadores o complicados que otros, pero que sin lugar a dudas se han dado de un modo tal que han hecho sentir a muchos ciudadanos que las campañas llevan varios meses, a pesar de que todavía ni siquiera comienzan.
La madurez del electorado permite que los temas que les interesan se debatan públicamente, que los espacios en radio y televisión se aprovechen para más que repetir consignas, para colocar a consideración pública propuestas a soluciones de los problemas que más aquejan a la ciudadanía, como son la seguridad, el empleo, el acceso a la salud, la mejora de los servicios básicos, por mencionar sólo algunos. Sin embargo, habrá que evitar el lugar común de que son asuntos que se deben atender, para explicar las diferencias ideológicas y económicas respecto de los otros candidatos o partidos.
Este punto, en el que hasta muchos de los institutos políticos parecen perdidos, es fundamental porque la cuestión crítica para el electorado es qué se atiende y cómo. En ese cómo estará la definición de prioridades y métodos.
Por parte de la ciudadanía, además de exigir propuestas y respuestas con este nivel, que verdaderamente sirvan para esclarecer las diferencias y coincidencias desde cada instituto político y candidato que busque el voto, es necesario que asuma su papel en el proceso electoral también desde la organización. Se requieren capacitadores asistentes electorales, observadores, así como la generosidad de muchos que con la mejor disposición permiten que se instalen casillas en sus domicilios por la falta de espacios más adecuados en determinada sección electoral.
La renovación de los responsables de los cargos públicos en disputa es labor de todos. Aunque pueda ser complicada, también es apasionante y no tiene por qué ser ingrata. Podemos y debemos aprender a debatir sin caer en descalificaciones fáciles o falacias que nos alejen de las respuestas que necesitamos, y sobre todo, podemos y debemos aprender a respetar las diferencias de opinión.