El Colegio de Bachilleres de Tabasco se fundó el día 7 de septiembre de 1992 en un predio que se encuentra en la prolongación de la avenida de la Paz (de Balancán), donado por el Ing. Oswaldo Abreu García.
Para obtener este plantel educativo tuvimos la necesidad de recurrir al “efecto Andrés Manuel” por las situaciones siguientes:
Un grupo de ciudadanos de Balancán organizamos un comité con el Licenciado Manuel Méndez Espinoza al frente, para tal efecto, entregamos un pliego petitorio ante las autoridades del estado y de la Secretaría de Educación Pública sin obtener una respuesta positiva, aduciendo falta de presupuesto, que ya se había abierto un COBATAB en la Villa El Triunfo, por lo que deberíamos solicitarle al ciudadano presidente municipal el apoyo para adquirir un autobús que le sirviera de transporte a los estudiantes de la cabecera municipal, y entonces, se volvía a caer en lo mismo, falta de recursos.
Más adelante, el gobernador envió personas a entrevistarnos para que aceptáramos que se adaptaran las instalaciones del CECAREM (Centro de Capacitación y Reproducción de Especies Menores) que el gobierno anterior había construido a 7 km de la ciudad y que al parecer se encontraba abandonado por falta de recursos económicos, lo que equivalía a transformar gallineros y porquerizas en aulas; además, carecía de los servicios más indispensables.
Acudimos de nueva cuenta a una audiencia pública al palacio de gobierno sin que el ciudadano gobernador del estado resolviera algo positivo. Regresamos a Balancán decepcionados, pero con la esperanza por delante, y al enterarnos que el licenciado Andrés Manuel López Obrador se disponía en esos días a realizar otra caminata de protesta a la Ciudad de México, acordamos invitar a la ciudadanía a una reunión de información en el auditorio de la Casa de la Cultura. A más de efectuarla con altavoces, hicimos invitación especial a la líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la señora Irma Jiménez Ruiz, pidiéndole que hablara fuerte e hiciera la invitación para unirnos a esa caminata, a la que también fue invitado don Pedro Bolívar Sansores, quien se distinguía por su carácter irascible.
Acudió mucha gente a esa asamblea y los invitados especiales cumplieron más que bien de lo acordado; yo la hice de maestro de ceremonias, la señora Irma Jiménez Ruiz manifestó que si los hombres no tenían pantalones para defender nuestros derechos y luchar por algo en que nos asistía la razón, serían las mujeres de Balancán quienes se unirían a la marcha para protestar. Otra señora que la acompañaba recalcó que también participaría aun a pesar de su avanzado estado de embarazo: “aunque tenga que parir en el camino”, dijo. Don Pedro Bolívar Sansores, indignado ¡qué no dijo de las autoridades que no querían resolver esta justa demanda! les dijo hasta de qué se iban a morir.
Todo lo manifestado en la reunión lo estaban grabando enviados del gobierno. El representante personal del gobierno del estado se conmovió ante los hechos y, poniéndose de nuestro lado, acordó con el Lic. Manolo Méndez Espinoza presidente del comité, se comunicaran telefónicamente a Villahermosa, informando que se le tenía secuestrado.
Con todos estos “guisos” obtuvimos “el efecto Andrés Manuel” (*Este texto forma parte de la obra “Remembrazas de Balancán, que se presenta este jueves uno de septiembre en la Plaza City Center Villahermosa, a las 18:00 horas)