Hechos:
Claudia evadió preguntas, nunca respondió las acusaciones de Xóchitl, se mantuvo apegada a la versión oficial de los hechos, mintió, presumió—una y otra vez—los premios obtenidos como jefa de gobierno, nunca volteó a ver a sus competidores, se molestó con los moderadores y cambió el tema en una ocasión, ignoró por completo a Jorge y a Xóchitl nunca la mencionó por su nombre.
Jorge capitalizó su irrelevancia electoral, su corta carrera política y el hecho de no tener cola que le pisen, o tenerla muy corta, para ocuparse de atacar por igual a sus dos competidoras sin recibir respuestas, ofrecer información sobre algunos asuntos y presentar algunas propuestas de gobierno. Y sí, obedeció a sus asesores y fingió, en los tiempos que las candidatas tenían la palabra, una sonrisa que—contrariamente a los pronósticos del equipo—produjo resultados adversos.
Inicialmente, Xóchitl se mostró nerviosa y ansiosa, siguió muy de cerca el plan trazado con sus asesores y se enfocó a lanzar acusaciones de ineficiencia y deshonestidad a Claudia, se mostró más tranquila y en control en cuanto se ocupó de responder preguntas sobre la corrupción y tuvo un cierre desastroso, y no me refiero a la presentación de cabeza del escudo nacional, sino a algo peor: leyó, con evidente nerviosismo y escasa convicción, su mensaje final.
Mi interpretación:
Mi perspectiva de análisis: la psicología del poder. Mi pregunta era ¿cómo asumirían y ejercerían el poder en caso de ganar la elección? De esa manera, vi a una Claudia con claras orientaciones al poder por el poder. No tuvo empachos en mentir; lo hizo una y otra vez. En las redes organizaciones civiles, como Mexicanos Contra la Corrupción, desmintieron sus afirmaciones contundentes de transparencia. Se mostró rígida todo el tiempo y no tuvo la capacidad de reaccionar para evitar que su actuación fortaleciera el mote Dama de Hielo que Xóchitl le endilgó en un momento. No demostró poseer empatía. Esto es importante: si algo caracteriza a un estadista es su capacidad empática. La impresión que su presentación me dejó es la de una mujer que no mira a los lados, que se enfoca en tener el poder y controlar; va por todo y no le importa lo que sucede a su alrededor. Si es necesario mentir y poner cara dura, lo hará. Me preocupé. Recuerdo haber preguntado en medio de la transmisión: "si así miente y se muestra insensible siendo candidata, ¿qué podemos esperar cuando sea presidenta?" Reforcé una añeja creencia: nos hace creer, al presidente y a nosotros, que será una obediente receptora de órdenes provenientes de un rancho chiapaneco. Si llega a la presidencia, se enfocará en hacerse de todo el poder. ¿Qué consecuencias tendrá para el país? Difícil saberlo. Nos veremos envueltos en luchas de poder entre ella y el hoy presidente y la magnitud creciente de los problemas del país.
Jorge me resultó una agradable sorpresa. No tenía información sobre él, más allá de sus promocionales carentes de contenido sustantivo. Descubrí que su corto paso por la política le ha permitido acercarse a algunos problemas del país. Tiene información, sabe manejarla y puede hacer propuestas. Si es autocrítico, no volverá a sonreír en los próximos debates, como lo hizo ahora. No es un político extraordinario, pero me quedé con una impresión de él que supera con mucho a la que tenía. No sé si tenga futuro político. Ya lo sabremos.
Xóchitl no supo controlar la enorme presión que había sobre ella. Sabía que tenía que ser contundente y presentar una versión de ella que borrara toda duda sobre sus capacidades para gobernar. Las expectativas la superaron. Queda claro que el foro bajo la lupa no es un terreno que le favorezca y que sea capaz de manejar. Lo suyo es la calle, a ras de tierra, en el encuentro con la gente, donde puede expresarse sin cuidar lo que dice. Su actuación reforzó la imagen que me creé de ella desde que ganó notoriedad. Es una mujer, abierta, bastante transparente, limitada pero humilde. Reconoce sus limitaciones, tiene capacidad para reírse de sí misma (gran virtud humana) y su orientación hacia el poder no es tan egocéntrica. Sí tiene claro que alcanzar el poder implica una gran responsabilidad pública, colectiva. Tiene mayor capacidad empática que Claudia y sabe que, si gana y si su triunfo es reconocido, tendrá que remar muy fuerte contracorriente. Ojalá que, si llega e intenta recomponer algo de lo destruido, el barco no termine como el escudo nacional que mostró el domingo.