La democracia forma parte importante de la historia de la humanidad. Nació en Atenas de la antigua Grecia derivado de una asamblea de ciudadanos en los que participaban solamente los varones, estaban excluidas mujeres, esclavos y personas extranjeras.
La democracia moderna como instrumento de gobierno apareció en la segunda mitad del siglo XVII-XVIII junto con el sufragio universal. Actualmente se encuentra en un proceso de consolidación en el que la sociedad participa, pero requiere de la construcción del conocimiento y la participación del ciudadano común, quien regularmente solo conoce la democracia como el ejercicio del sufragio, es decir para la población en general la democracia es solo ejercer el voto.
De ahí que la tarea de la sociedad es generar una ciudadanía democrática que comprenda la realidad, pero que además pueda tener una opinión crítica de su entorno, que proponga y participe en la solución de problemas para hacer válida la licencia social que se tiene para el diseño de políticas públicas para el bien común.
Es fundamental observar hacia dónde camina la sociedad, cuáles son sus propósitos y reflexionar sobre el gran poder que tiene; porque ese poder se entrega a una representación, quienes desde la toma de dicha disposición se encarga de tomar las decisiones que trenzan la vida del estado o del país. Por lo tanto, esas decisiones deben ser estrictamente de conveniencia social.
Desafortunadamente, hoy en día a pesar de que se trabaja para fomentar la credibilidad en y de la sociedad, la historia no miente y ha dejado grandes heridas en el alma del estado por lo que de manera paulatina se ha perdido la confianza en la democracia; esto derivado de un déficit de construcción de una conducta cívica. Se necesita recobrar la confianza en los partidos políticos, los jóvenes sienten que no son respetados, consideran que sus intereses no son representados, al igual que falta el trabajo para romper el paradigma de que por ser jóvenes no pueden participar en política.
Urge cambiar desde adentro para reflejar hacia a fuera. Juntos sociedad y gobierno pueden recobrar la esperanza del ciudadano en los procesos de democracia; pero una democracia con nivel para que la sociedad esté bien informada, tenga conciencia de sus acciones y de las acciones de sus representantes; para poder evolucionar hacia un cambio positivo que se refleje en todas las esferas y se pueda vivir en una sociedad armónica, libre que ame y respete sus leyes, pero que además pueda ejercer una crítica y que esta pueda ser escuchada para resolver discordancias.