I
La primera vez que me acerqué a los caminos poéticos de José Carlos Becerra, fue debido a las recomendaciones de un amigo poeta, que coordinaba el Taller de literatura de la UJAT en los inicios de los años 90´s.
Las huellas que recuerdo con exactitud, dejadas por los poemas del libro El otoño recorre las islas, como respuesta a mi impronta búsqueda de poeta primigenio fue la forma de percibir, escribir y decir la realidad, a través de las imágenes dibujadas por las palabras, la recreación de la realidad, el mundo del poeta, la narración de las imágenes, más que por el tono que deslumbró a Octavio Paz, por ejemplo.
Leamos un fragmento del Novel de literatura al escribir en el prólogo del libro citado líneas arriba, al respecto:
"En los primeros meses de 1966 José Emilio Pacheco me anunció el envío de un manuscrito de un amigo suyo, José Carlos Becerra. Ese centenar de páginas me conquistó inmediatamente. Si no era difícil oír en aquellos poemas los ecos de otras voces, tampoco lo era percibir, a través de las ajenas, la voz de un verdadero poeta. Confieso que me interesó más el tono de voz que lo que decía."
Escuchemos la narración poética de las imágenes en el poema Cosas dispuestas, que forma parte del primer libro Los muelles, de los seis que estructuran El otoño recorre Las islas:
Cada palabra es un sitio para mirarte, /cada palabra es una boca para acercarme a ti,/el otro modo de tomarte por la cintura o por el mundo/ cuando tu mirada y el atardecer son la misma persona./ Cada palabra es una lámpara encendida/ para verte cuando tú no estás.
Cada palabra te revelará la otra palabra, /el silencio que vas conociendo, el silencio transparente de los amantes,/ el silencio que se parece al calor de mi mano posada en tu cuerpo/ el silencio donde mis besos sacuden la estatura que vacila dentro de tu alma.
Pero cada silencio nos llevará a la palabra que nos refleja,/ pero cada palabra es el otro reflejo, /el otro modo de tomarte por la cintura o por el sueño,/ por la noche que velan tus fantasmas.
Así sostendré algo tuyo en el mundo, /así cada palabra quedará marcada para siempre.
II
El segundo momento está relacionado con el anterior en sentido que se origina del mismo prólogo escrito por el poeta de Mixcoac, sobre la obra del poeta del trópico sureño en El otoño recorre las islas.
Aspecto del texto preliminar, cuya atención he de hacer notar en la crítica que hace Paz del estilo y el éxito de los poemas más logrados por el joven Becerra. Crítica que no comparto cuando se refiere al aspecto del exceso de sus versos o a los poemas más logrados en el tercer libro (Relación de los hechos), en el cuarto (La venta) y en el quinto (Fiestas de invierno) que constituyen el ya mencionado libro del otoño, porque esta crítica está basada en el gusto literario personal de Paz, que no necesariamente debe ser el gusto de todos los lectores.
Por ejemplo, para mí, el gusto está orientado hacia los muelles, donde la narración poética de la realidad a través de las imágenes elaborada por las palabras, me fue descubierta.
Porque la crítica, de que el estilo de los versos de Becerra debería haber sido menos extensos, más cortos o menos río, no necesariamente tienen que ser la apreciación de todos los lectores. Precisamente, el lector que escribe estas líneas, a su parecer, y guiado por la lectura, dice que los poemas escritos en versos cortos a pesar de cierto humor en ellos, verbi gracia, no son los más logrados con relación a los escritos en versículos. Es pues, estas dos paradas contrastantes.
Habla Paz, en este sentido:
"Tal vez [Becerra] debería haber escogido un verso más corto y nervioso, menos atado por la elocuencia, menos discursivo. Un verso que, como los trozos de la culebra, hubiese podido saltar, unirse a los otros fragmentos y volver a separarse. Una composición poética hecha de la superposición y el enfrentamiento de imágenes y frases. Coexistencia de realidades y visiones contrarias en un fragmento de tiempo y en el breve espacio de una página..."
(Continúa)
*Poeta y ensayista. Maestro en Enseñanza de la Literatura y profesor en la UJAT. Ha publicado los libros de poesía: Piel de cristal (1999), Espiral de polvo humano (2004), Poemas de hombres cotidianos (Coautoría. 2005), Pequeñas cuerdas en el estanque de los trampantojos (2010), Algo ha sucedido en el desierto de una ciudad extraña (2017), De este lado la ausencia de los barcos (2022). Así como libros de ensayo y obtenido varios reconocimientos.