El internet se constituye por una red mundial de computadoras cuya comunicación se realiza a través de protocolo IP, que generalmente están sujetas a la regulación del país donde estén ubicadas. En el internet se han desarrollado las redes sociales que son una especie de padrón de conexión de diferentes grupos sociales. En el siglo XXI al tomar poder el internet a través de estas redes fundadas y administradas por empresas privadas, las mismas empezaron a definir la distinción entre vida real ordinaria y ciberespacio, pero ¿es internet en realidad un nuevo espacio o modelo comunicativo para la sociedad del conocimiento en el ámbito internacional?
Aunque internet y sus plataformas comenzaron como una forma democratizadora de información de masas, de la sociedad en general, se ha ido convirtiendo en un centro virtual de juzgadores y divulgación de simulacros de noticias - conocidas como fake news - propias de las características del emisor. En estos momentos, las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram y TikTok son plataformas que funcionan de acuerdo con el mercado de la información que atraen, aunque no cumplan con los requisitos de veracidad propios de la libertad de expresión, usuarios.
La ciudad virtual que existe en las redes no es ni la ciudad ni la vida real, de la misma manera el ciberespacio no constituye la creación de un ciberciudadano por un hecho jurídico sencillo: La Constitución de un Estado democrático es una norma que permite fundar espacios públicos de confrontación, por el contrario el ciberespacio instaura un aislamiento individual que solo expresa la autonomía pública del individuo-ciudadano al extremo que el ciberespacio puede disolver la democracia constitucional al convertirse en consumidor de bienes intangibles o fuente de internet de las cosas, que están generando noticias intencionadamente falsas, o como se señaló anteriormente: simulacro de noticias.
La brecha digital que transita desde la generación silenciosa que no soñó con esta tecnología o que simplemente por edad o circunstancias de diversos tipos no saben trabajar las mismas, hasta la denominada generación Alpha que viven con la información que ofrecen estas tecnologías inteligentes, manipulables por las empresas y por el mercado. Por otra parte este ciberciudadano en vez de enriquecer el debate democrático, está desarrollando una individualidad más egocéntrica que la propia que afecta el interés público por cuanto como "juzgador solitario" violenta los derechos fundamentales que tanto han costado defender: presunción de inocencia, derecho a un debido proceso y fundamentalmente de todos el derecho a la dignidad humana, pues utilizado el ciberespacio en estas condiciones se provoca el efecto perverso, de mutar la autonomía pública, eliminando en el sistema político social democrático, la tolerancia individual propia del intercambio social entre las personas.
Este trabajo es una breve reflexión sobre las consideraciones de la obra Violencia digital y fake news: un atentado a la dignidad de la persona, Editado por Tirant lo Blanch, colección Tirant 4.0, con el reconocimiento de la UJAT, y será presentado en la Feria Internacional del libro UJAT 2024, en el Centro Internacional de Vinculación y Enseñanza, el próximo miércoles 13 de marzo a las cuatro de la tarde.
investigadora nacional nivel III.