MIEDOS MODERNOS: EL DON DEL MURCIÉLAGO; COVID COMO SACUDIDA MUNDIAL

En el féretro de la humanidad, con su vidrio con vista panorámica

En el féretro de la humanidad, con su vidrio con vista panorámica, los imagólogos se vieron sorprendidos por una enfermedad zoonótica, un virus transmitido por un murciélago a humanos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un reporte proveniente de China alertaba de una misteriosa neumonía que azotaba a la población de la ciudad de Wuhan. El 11 de enero de 2020 se anunció al mundo la primera muerte causada por el nuevo coronavirus. Un hombre de 61 años que había comprado en el mercado de Wuhan, moría de complicaciones por neumonía y se advertía que, una vez en el cuerpo humano, el virus infecta y se multiplica en órganos vitales. 

Once meses después, una mujer británica de 90 años de edad se convirtió en la primera mujer en recibir la vacuna contra el coronavirus, con lo que se inició de manera formal el esfuerzo titánico de vacunar a la mayoría de la población mundial. La humanidad esperará salir del limbo, donde como alma en pena permanece rindiendo cuentas de la mayor catástrofe mundial en la era moderna. A diferencia de otras calamidades, con ésta no hubo necesidad de armas de destrucción masiva para sumar el mayor número de muertos, así como sus respectivas secuelas/resquebrajaduras en el ámbito económico, político, social, salud pública y otros polvos que se encuentren debajo de la alfombra: una vergüenza planetaria, que primero se vistió de desinformación y rumores.

CIENCIA, HISTORIA, SALUD Y MIEDO

En el devenir de la historia, los responsables de establecer estadios óptimos para la convivencia armónica de la especie humana con la naturaleza, las deidades y con sus semejantes, iniciaron con altas expectativas (sacerdotes, militares, monarcas, políticos, economistas). Sin embargo, con el transcurso del tiempo se desgastaban sus promesas o bien se descubría el lado oscuro: sus verdaderas intenciones... "¡Conquistar el mundo¡", como en la caricatura de Pinky y Cerebro.

De cualquier modo, el comportamiento de Homo sapiens en los laboratorios deja qué desear: se apuesta al experimento permanente de prueba y error. Los resultados en los últimos años permanecen en rojo. Son numerosos los reportes de desesperación, desconfianza, desorientación, incredulidad, entre otras señales negativas. Esto nos  lleva a considerar que, desde el ángulo meramente técnico del mundo, no existe barco, dirección ni puerto. Se avanza y se retrocede en el desierto. Y ni hablar del eclipse de valores humanos.

Lo que prevalece es la perturbación cotidiana, como la describe el filósofo alemán Heinz Bude en "La sociedad del miedo" (2017). A diferencia del pasado, cuando el hombre segregaba sudor al imaginar a un desconocido amenazante a las puertas de su hogar, en la nueva realidad «miedo» es "un concepto que recoge lo que la gente siente, lo que es importante para ella, lo que ella espera y lo que la lleva a la desesperación". Es un viraje, porque el miedo está en nuestra piel, no se genera de manera externa. Plantea Heinz: "En los conceptos de miedo se ve claramente hacia dónde se desarrolla la sociedad, en qué prenden los conflictos, cuándo ciertos grupos han claudicado en su interior y cómo se propagan de pronto ánimos generales apocalípticos y sentimientos de amargura". Qué susto se lleva el miedo moderno, diríase.

El miedo como sombra sofocante no reconoce barrera social, política, económica, religiosa. Tampoco se tiene la certeza del origen, porque puede provenir desde la incertidumbre por el futuro inmediato, por descender en la escala social, por amenazas de inseguridad social, desconfianza en el prójimo. También hay otros miedos: la ansiedad que genera la idea de un apocalipsis cercano, romper lazos sentimentales con la pareja y la perturbación que provoca la muerte de un ser querido en cualquier momento. Todo alentado por la desconfianza que se tiene de las élites gobernantes.

 

Heinz Bude recuerda que históricamente, "en la sociedad alemana después de perder la Primera Guerra Mundial, existía un miedo generalizado en los diversos estratos sociales". Derrota era penumbra. Por otra parte, el sociólogo Theodor Geiger, en su análisis de la estructura social establece que "antes del triunfo del nacionalismo existía una sociedad dominada por el miedo represivo, prevalecía la pérdida del prestigio, el temor por quedarse sin nada, ser marginado en su propio territorio". Como alternativa, los alemanes encontraron en la organización de la movilización social, en el activismo social, la posibilidad de salir del círculo vicioso del miedo. Situación que fue aprovechada por Adolfo Hitler para establecer un gobierno nacionalista y autoritario. ¿Y ahora? Los miedos son biológicos y Alemania se pertrecha con vacunas y seguridad social. (*Erasmo Marín Villegas es Licenciado en Comunicación (UV) y Maestro en Docencia (UVM Campus Villahermosa). Desde 2001 a la fecha imparte cátedra en la División Académica de Educación y Artes de la UJAT. Publicó el libro "Lo que nos tocó vivir" y en el portal Ventanasur)