"ADÓNDE IRÉ si sólo me queda mi pasado". Esta frase, llena de incertidumbre, puede aplicarse a los partidos políticos que fueron fundamentales para la llamada transición democrática de México (1988-2000): PRI, PAN y PRD. A la inversa, no podría aplicárseles una frase de José Alfredo Jiménez: "porque voy a sacar juventud de mi pasado". Eso ocurre en las canciones, no en las listas de candidatos donde aparecen nombres como el de Manlio Fabio Beltrones (Sonora), Francisco Javier Cabeza de Vaca (Tamaulipas, vetado por el INE, por expediente penal abierto, lo que no ocurrió con Ricardo Anaya) y Jesús Zambrano (CDMX).
Las valoraciones negativas en las encuestas son dato que se repite y crece, para las tres agrupaciones políticas que no hace mucho tiempo se repartían el poder con singular alegría. Un vicio que debe evitar Morena. En 2012-2013, líderes de aquellos partidos con la venia empresarial promovieron el Pacto por México (reformas con enfoque privatizador) que se firmó en el Congreso de la Unión, aunque se discutió y aprobó en ´mesas discretas´ del Castillo de Chapultepec. El encumbramiento de Enrique Peña Nieto estaba en marcha. Luego vimos el ´despeñadero´ y a muchos políticos con amnesia.
A la pregunta, ¿por cuál partido político nunca votarías?, se le asigna un porcentaje negativo de valoración de marca. En este rubro, si vemos el compilado de encuestas Oraculus (30/4/2024), el PRI cuenta con 40 puntos negativos, el PAN con 39 y el PRD con 35. Con ese fardo carga el Frente Fuerza y Corazón hacia las urnas. Si se ubican valoraciones negativas en el sector juvenil (población entre 18 y 30 años de edad), la cuestión empeora: las cifras suben a -52 (PRI), -47 (PAN) y -42 (PRD).
Bajo este panorama de negatividades, no suena descabellada la posibilidad opositora de crear un nuevo partido político ¿de color rosa?
NÚMEROS Y RAZONES
LA ELECCIÓN PRESIDENCIAL del domingo 2 de junio incluye casi 15 millones de jóvenes entre 18 y 24 años que votarán por primera vez. Se trata de un sector poblacional estratégico que podría definir la elección, visto que cada punto porcentual oscila entre los 640 mil y 700 mil votos (Roy Campos, Consulta Mitofsky, proyecciones electorales). Hagamos cuentas: si 22 puntos es la diferencia promedio que reconocen firmas compiladoras de encuestas, entre la puntera Claudia Sheinbaum y el segundo lugar Xóchitl Gálvez, entonces los 15 millones de jóvenes configuran potencialmente 21 puntos, prácticamente la distancia que separa en las encuestas a Sheinbaum y Gálvez.
En la campaña que está a punto de terminar, se observa que las coaliciones Sigamos Haciendo Historia y Fuerza y Corazón por México no trabajaron a detalle mensajes persuasivos para jóvenes. ¿Miopía en el diseño de campaña? Quizás hubo motivos diferentes para la misma decisión. La 4T como gobierno instrumentó programas sociales de becas de estudio y trabajo, con 20 millones de jóvenes beneficiados en el sexenio 2018-2024. Como las becas de estudio comienzan en bachillerato, la mayoría de los jóvenes que votarán por primera vez perciben de dónde vienen esos beneficios, que tienen rango constitucional y no pueden desaparecer salvo mayoría calificada en el Congreso. Esa realidad gubernamental tiene peso, sin las coacciones de antaño. Desde luego, la oposición acusa de "clientelismo electoral" a los programas sociales del gobierno.
Movimiento Ciudadano (MC) hizo del sector juvenil su público meta (target, dicen los mercadólogos): música pegajosa, tenis fosforescentes, algarabía y cervezas en palcos deportivos, candidatos jóvenes y lenguaje picante. ¿Así se fortalece la cultura política de los jóvenes? MC lo piensa así y lo ejecuta. No parece camino ciudadano sólido.
ELOGIO Y CRÍTICA DE LOS JÓVENES
LOS JÓVENES son la reserva de ideas nuevas y energía social del planeta. El escritor norteamericano de ciencia ficción, Isaac Asimov, afirmó: "los cerebros nuevos pueden procesar datos de forma audaz y, con ello, imaginar soluciones que los cerebros viejos no vemos". Aquí se observa una visión creativa del sector juvenil. Sólo existe una objeción a lo planteado por Asimov: los jóvenes del siglo XXI como sujetos cautivos del consumo. Algunos sociólogos (Alvin Gouldner, Clifford Gertz, Samuel Huntington) ubican a los jóvenes como "sonámbulos del consumo" o "consumistas compulsivos". Hay matices en el tipo de consumo y en lo que esto representa como valor cultural. También, falta un corte temporal para distinguir entre adolescencia y juventud. Un adolescente no ejerce de ciudadano y se define consumidor a través del poder de compra de sus padres.
Las grandes empresas que diseñan la sociedad de consumo, en el siglo XXI van más allá de adolescentes y jóvenes: la población infantil es ya población estratégica de consumo. Este panorama nos retrotrae al debate de los cerebros nuevos como portadores de soluciones imaginativas a problemas viejos. La discusión cultural es más amplia que la discusión política. La esperanza de cambios positivos, a nivel social, depende de la educación impartida a ojos nuevos. ¿Serán los jóvenes tema en lo que resta de las campañas y en el debate de mañana?
(vmsamano@hotmail.com)