EL PENSAMIENTO ES LA MARAVILLA, más que el palpitar del corazón. Uno viene si y solo si está el otro, pero no viceversa. Lata el corazón lo que quiera y hasta donde pueda, pero si no hay pensar, de poco o nada sirve, solo que oxigena y nada más. En cambio el pensar es asomarse a lo pequeño y lo grande, en las magnitudes que solo el pensamiento puede considerar.
PENSAR PERMITE DISTINGUIR el blanco en sus colores, diferenciar en el sonido los tantos ruidos y la melodía armónica, la dulce voz y el canto, y la que yo más quiero tanto. Y hasta el susurro del viento cuando se cuela en las rendijas. Silbidos que anuncian vida. Vida que anuncia maravillas mientras tanto. Y todo eso sucede en el instante fugaz de la vida.
PENSAR ES ESCUDRIÑAR en lo que somos, si algo somos más que materia inmóvil. Conjunto de huesos, nervios y tendones que no tienen más fin que la caída en gravitación simple hasta convertirse en polvo tal cual como la hoja seca que fertiliza. Aquel fósil permanece otro tiempo más, pero al fin llega al punto final de cuando lo arrastra el viento, tanta ilusión del movimiento para llegar al mismo lugar.
EL PENSAMIENTO ES ESA GRAVITACIÓN móvil incorpórea que viaja a mil por hora o más, deteniéndose donde quiere, sea por gusto o por estudio, por maravillarse ante lo que tiene enfrente, una palabra, un beso, un verso, una flor, y el canto del ruiseñor u otra ave, y sorprenderse ante el eclipse, la estrella fugaz y el infinito al que le busca final, que por cierto no lo tiene. Eso es el pensar.
EL PENSAMIENTO SE PULE y especializa, a través de los años, tanto incrementa con la experiencia, en ese tocar, mirar y oír, como con lo que lee, un poco más cada día, porque es el pensamiento el que da vida al cuerpo y es el que le da movimiento y también el latir del corazón amoroso que se acelera, o ese deseo febril por la reproducción como instinto bueno que a nadie daña. Naturaleza divina de la conservación.
ABREVO EN LA MARAVILLA de la vida y de la muerte, como suerte que galopa por caminos y veredas, entreteniéndome en unos ojos cuando me miran de cerca y en los ojos d los niños que proyectan futuro, y maravilla el ser escucha para la charla y charla para la escucha. Me alienta caminar y viajar cuando no me muevo. Porque huelo cuando vuelo. Porque si caigo me levanto y arremeto contra el tiempo que me derrota cada día, pero me da tiempo el tiempo de que yo goce el instante.
EL PENSAMIENTO ES RIQUEZA, es belleza, es el entendimiento y es el firmamento de luz que se adorna con la sombra en los tantos tonos de gris, para dar el detalle de una arruga en la frente, o el hoyito que se forma en la mejilla cuando la risa. La luz es la sentencia que indica que algo más hay en todo esto, pero es de la luz que solo se puede mirar con el entendimiento, y este solo con el pensamiento aunque la rima me ronde.
EL PENSAMIENTO ME HACE discernir si hago daño o no con lo que hago. Si me hago daño yo mismo. Me hace saber si soy indiferente ante las injusticias o no. Me dice cuando hay que hablar y cuándo callar. Y lo que escribo aunque no importe, me importa a mí, y con eso me basta. Me hace discernir si debo ir o quedarme, si debo insistir o dejar que el agua fluya. Si debo acometer la utopía, o quedarme resignado al destino, encerrado en mi cueva. Y el pensamiento mismo me ha de llevar inquieto a intentar una pintura rupestre, ya no de la caza, sino de mirar sombrío ante la nada y el vacío que se construye fiel en el día a día.
Y ES EL PENSAMIENTO el que me da la posibilidad de reivindicarme con el gato y el perro, y combatir el animal fiero que anida dentro de mí, para orientarlo en que se quede tranquilo, que en el camino no hay más peligro que uno mismo. Es el pensamiento mi motivo de caminar, y es el que me permite vislumbrar un mejor destino para todos, siempre y cuando se camine y con el mazo dando, para que se logre. Romper la piedra no es lo importante, porque hasta la gota persistente lo logra.
LA MARAVILLA ERES TÚ Y SOY YO. Son los otros en sus afanes. Son aquellos que edifican, que siembran, que retozan. Son los que abrazaron a la música como su motivo de vida. Son los que se deleitan con la nada como el todo, con lo grande lo mismo que con lo pequeño y la magnitud la miden con el sentimiento anidado en el corazón. La maravilla es la razón que se sorprende ante la mirada vivaz de la abuela. Y ante la sonrisa del niño. Y la razón solo aparece cuando el pensamiento está vivo, y busca la serenidad y la paz. Y cuando las encuentra no grita en los muros de internet ¡Eureka!, sino que el pensamiento sigue su ruta de alas dispuestas a guiarse en el viento. No hay más. Ah, sí, me hablaban del cuerpo.