A menos de un mes de haberse presentado el plan conjunto del gobierno de la República para combatir el robo de hidrocarburos en Pemex, este se ha convertido en la acción más importante del primer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López obrador.
En esta tarea inicial el mandatario federal ha demostrado de qué está hecho. Todas sus declaraciones de ir a fondo al combate a la corrupción se han quedado cortas comparadas con las dimensiones de las acciones emprendidas desde finales del mes de diciembre, tan solo en este asunto.
Los intereses trastocados son muchos y grandes. Algunas personalidades hasta se han amparado para evitar ser molestado por la justicia mexicana.
No es para menos. Lo mostrado hasta ahora es una de las rutas que durante años siguieron los gobiernos anteriores para saquear a la empresa pública más importante del país.
Los datos difundidos señalan ganancias superiores, tan solo en el año 2018, a los 60 mil millones de pesos. Los montos se incrementaban año con año. Para evitar especulaciones que permitía que se extrajera el hidrocarburo de los ductos, con ello justificaban las pérdidas millonarias.
A pesar de que año con año las tomas clandestinas de hidrocarburo se incrementaban, estas solo representaban el 20% de las pérdidas. El resto se extraía de forma directa de las instalaciones petroleras. Era huachicol afuera y desde adentro, ha dicho el tabasqueño.
Los ejemplos más contundentes fueron las encontradas por el Ejército. En una de las refinerías de las seis que existen en el país se desmanteló una manguera de más de tres kilómetros de largo que estaba conectada de uno de los almacenes de combustibles a bodegas en el exterior de la refinería.
El otro caso es el de un transportista que fue detenido al intentar sacar un vehículo de una instalación con miles de litros del combustible mediante el uso de papeles falsos. La complicidad de los funcionarios de la empresa productiva quedaba comprobada.
Los directivos de primer nivel estaban de acuerdo o cuando menos estaban enterados de lo que sucedía, y no hicieron nada para impedir el saqueo. Las responsabilidades todavía se están investigando.
Estas acciones provocaron inconformidades en muchos sentidos. Como parte de las acciones de vigilancia se cerraron algunos ductos que surtían a los estados del norte de país. La consecuencia inmediata fue el desabasto de gasolina que solo evidenció a aquellas estaciones que compraban a Pemex una parte y a grupos delictivos la otra parte.
Se han encontrado gasolineras que ya no le compraban combustible a PEMEX, pero que seguían vendiendo. Las maniobras para justificar todo lo anterior acusa a toda una compleja red.
Según datos publicados a nivel nacional, la mayoría de los mexicanos aprueba y apoya las acciones emprendidas por el gobierno federal. Los inconformes de esta situación temporal se funden con aquellos que querían ver descarrilarse a la nueva administración. Tendrán que seguir esperando otra oportunidad.
Tal vez se comprenda por los privilegios que durante años algunas personas tuvieron y hoy reaccionan de forma negativa ante las acciones emprendidas.
Desde su campaña AMLO prometió acciones radicales para acabar con la corrupción. Ir a la raíz del problema. Lo está haciendo. Algunos no quieren entender que para transformar el país se requerirían cambiar algunas prácticas que fueron comunes. Las incomodidades serán temporales, pero los beneficios del triunfo serán permanentes.
La cuarta transformación de México apenas empieza. No hay vuelta atrás. Es por todos.
POSTDATA
Por razones aún inexplicadas, a finales del año pasado se dejaron crecer los bloqueos que derivaron en graves daños económicos y afectaciones a terceros. Algunos reclamos estaban fundados en la razón, mezclados con otras presiones de carácter político. La nueva administración estatal decidió evitar esta bola de nieve. Habrá solución a las inconformidades, dijo, pero no se permitirán daños a la economía.