Carta de súplica al catedrático

Carta de súplica al catedrático

Erik Manuel Priego Brito

erik@priegobrito.com

Hace unos meses iniciamos un interesante proyecto académico, para su desarrollo hemos contactado a gran número de los expertos más reconocidos del país, todos saturados de trabajo, con agendas atiborradas de compromisos, esclavos de su reputación, presos por talento y capacidad, algunos con esfuerzo encuentran espacios para dormir.

La fama tiene su precio, tiempo, intimidad y familia son parte del sacrificio. Conocimiento, ingenio e inteligencia aplicados al servicio social, son invaluables, es olvidarse de uno mismo, entregarse al prójimo, renunciar la vida propia por salvar otras, acto altruista por excelencia. Un verdadero docente es como el médico, el misionero y el auténtico servidor público, que anteponen el bien personal por el público.

La opinión generalizada indica no existen muchos servidores y académicos con ese perfil. Felizmente puedo atestiguar, durante mi andanza he conocido y convivido con muchos de ellos, personajes cultos, repletos de integridad, con valores y principios admirables, preocupados por el futuro de México, ocupados por el pueblo, agricultores de esperanza, sembradores de ciencia y conciencia, artistas en técnica, filósofos, difusores de verdad, dedicados a forjar ejércitos sabios, humanos y sensatos, alumnos de bien y prosperidad.

También he conocido el lado obscuro: seres corruptos, carentes de moral, mercenarios, sin voluntad, convenencieros, interesados en conservar su plaza o hacerse de unos centavos. Somos hombres, errantes, con virtudes y defectos, aunque nuestra idiosincrasia hace del género anormal lo común y aceptado. La balanza se inclina conforme historia y genética.

Hasta el día de hoy hemos logrado incorporar grandes talentos, valiosos por dentro y fuera, por quienes vale la pena luchar para mantener dentro del proyecto, los cuales, no por falta de ganas o nobleza pueden permanecer, son reos sociales.

Después de varios meses trabajando, recibimos respuesta a un correo de seguimiento del proyecto por parte de una respetable doctora, -parecida y luchona como mi madre, quien ha dedicado su vida a la cátedra, 40 años- ícono del sector, guerrera eterna e incansable, entregada al alumnado, decía “no he logrado avanzar mucho, las circunstancias son conocidas, si deciden continuar sin mí, lo entenderé perfectamente”. Ante tal respuesta decidimos escribirle:

Doctora, por favor no nos pida eso. Usted es alma del proyecto, fuerza y esperanza de alumnos y profesionistas, quienes como un servidor, están animados por ingresar, conocer y ejercer en el mercado energético. 

Lo que escribo tiene pinta de adulación con tintes de manipulación, en parte puede ser, los abogados tenemos algo de eso, ciertamente queremos sea parte del proyecto, aunque también es cierto cada palabra es profunda y sincera.

Para nosotros conocerle es enriquecedor, saber de la existencia de estándares y niveles superiores, encima de lo acostumbrado en la región, nos inspira, motiva y obliga a crecer.

Crecimos en un ambiente donde relaciones y dinero permiten lugar en la historia, cargo en la empresa, academia o gobierno, personas como usted son vitales, dicen lo contrario, portan un mensaje claro, corroborando con hechos, por su acreditada presencia, la posibilidad de éxito del ciudadano de a pie, por mérito propio, esfuerzo, dedicación y convicción, probando lo indispensable que resulta la investigación y estudio para la industria, otorgando voz, voto, incluso batuta en muchos temas a expertos, dejando fuera compadrazgos, corrupción e ignorancia, brinda mucha fuerza, es un claro, sí se puede, una reducida, pero real probabilidad.

Usted es excepción a la regla, sus acciones motivan seguir caminando, aunque retorcido sea el sendero, deja claro existen formas, medios y fines posibles de alcanzar con la herramienta más valiosa, disponible y accesible en gran medida, el conocimiento. 

No se trata sólo de un programa académico, es un proyecto de vida. El sur no cuenta con significativos precedentes académicos, programas diseñados acorde nuestro ambiente, necesidades y demanda, no editamos suficientes libros, sólo producimos petróleo, mucho por cierto, pero nos falta demasiado, la materia sin procesar es como la idea sin implementar. Hemos copiado, adecuado e imitado, nos falta idear, aplicar, crear, innovar y transformar, para eso necesitamos desarrollar talento, generar valor, capacidad, adecuar perfiles y moldear conciencias.

Hoy es un proyecto, mañana será realidad, porque así lo queremos muchos, así lo decretamos y ejercemos diariamente, luchando incansablemente. Este proyecto debe ser base para adecuar, modificar y crear programas, apegados a necesidad y realidad, elemento comparativo. Repito, es más que un proyecto, es oportunidad de cambio. 

Generar conciencia es complejo, hacer hombres de ciencia es una tarea titánica, no imposible, viable y alcanzable siempre y cuando quienes la detentan quieran, es ausencia de mal, envidia, es dar sin esperar nada a cambio, es un tema de humanidad y virtud.

Usted doctora, es ejemplo e inspiración para cientos de personas ansiosas por un mejor mañana. Se requieren cambios, mucho esfuerzo. Sólo gente como usted, íntegra, frontal, valiente, de palabra clara y educada, ajena a intereses y partidos, portadora de franqueza, entereza y fundamento podrán impulsarlos. 

Sólo hoy, aprendiendo del ayer, podremos hacer un mejor mañana.

Ánimo y mucha energía!!!