Desde mediados del siglo XVII, las arcas reales del imperio español venían sufriendo una grave crisis crónica. Con su economía doméstica rezagada o abandonada y en ruinas, España sufrió en ese siglo hambrunas y epidemias, malas cosechas y corrupción excesiva. Como al resto de Europa, pestes, guerras y hambres diezmaron a la población española. La peste de 1647-1652 produjo la muerte en España de más de un millón de personas: casi la quinta parte de su población total. En esos años del trágico siglo XVII las ciudades de toda Europa se habían convertido en "lugares para ir a morir". (Francois, Lebrun, Demografía: los tiempos difíciles, Historia Universal, moderna y contemporánea (La edad moderna europea. El trágico siglo XVII, Salvat Editores, 1986).
En 1763, después de la guerra de los Siete Años contra Inglaterra y en que los ingleses habían tomado La Habana, España quedó en peores condiciones financieras. Urgido de dinero, Carlos III aplicó una serie de reformas a partir de 1764 tendientes a extraer mayores ingresos de sus colonias. Con esas reformas, Carlos III de la casa de Borbón intensificó el saqueo y la explotación de sus colonias en América. Principalmente México y Perú, colonias productoras de plata y oro. A esas medidas se les conoce como "Reformas Borbónicas" y consistieron en cambios administrativos, militares, fiscales, y religiosos con el fin de incrementar el pillaje y saqueo en la colonia y recobrar además el control de sus colonias que se había debilitado durante el siglo XVII.
Al llegar José de Gálvez a la Nueva España creó nuevos impuestos y aumentó los que ya existían. De 39 tipos impuestos que ya existían en 1760, Gálvez los multiplicó a 87 impuestos en 1790. Antes de las reformas, en 1760, la Corona recaudó en la Nueva España 4 millones 675 mil pesos, después de las reformas las recaudaciones alcanzaron la cifra de 19 millones 600 mil pesos en 1782.
Por estar ocupados en las guerras del imperio contra Inglaterra, Holanda, Francia y los turcos, los reyes de España terminaron por descuidar a sus colonias. Esos años fueron suficientes para que surgiera en la Nueva España, una élite conformada por funcionarios del gobierno, del clero y por ricos mineros y comerciantes criollos y españoles que, al hacer fortuna y formar familia en América, se acriollaron: esta élite se acostumbró a vivir de manera independiente de España. (Lafaye, Jacques, Quetzalcóatl y Guadalupe, Fondo de Cultura Económica, 1985)
Y si bien con las reformas borbónicas España logró mayor recaudación de ingresos para sus arcas y "recobró" el dominio administrativo de sus colonias, también exacerbó el sentimiento "nacionalista" que ya existía en las élites criollas y en el clero al resultar perjudicadas en sus intereses y privilegios con esas reformas y sobre todo con la deportación de 400 jesuitas a Roma. Ello y el reclutamiento forzoso entre las masas en Michoacán, Guanajuato y Puebla provocó motines populares y ejecuciones masivas. Estos movimientos populares fueron reprimidos con lujo de violencia por José de Gálvez: "Mandó a colgar a 85 personas, azotar a 73, desterrar a 117 y otras 667 fueron sentenciadas a períodos variables de prisión...El nuevo estado borbónico nació como moriría más tarde, en medio de la violencia y el derramamiento de sangre", nos dice David Brading. (Brading, Op. Cit., p. p. 48-52)
Con las reformas borbónicas se produjo una revolución en el gobierno de la colonia que desplazó por completo a los criollos de los cargos públicos y les quitó los privilegios que disfrutaron durante el reinado de los Habsburgo. También de la alta dirigencia del ejército los oficiales criollos fueron relegados a posiciones secundarias y subordinadas y fueron desplazados por oficiales españoles recién llegados de la península. Ello creó también un resentimiento entre la élite de oficiales criollos contra España.
En un documento del Archivo General de aquellos años y comentado por David Brading leemos la sentencia profética: "Gálvez ha destruido más que ha edificado... su mano destructora va a preparar la mayor revolución en el Imperio Americano". (Brading, David A., Mineros y comerciantes en el México Borbónico (1763-1810), Fondo de Cultura Económica, 1975.)
Y quien escribió ese documento no se equivocó en esa predicción. Rodrigo Martínez Barcas, investigador del INAH, nos dice: "Las reformas afectaron tanto a los españoles americanos como a los indios, aplastaron la economía y acabaron siendo, junto con el crecimiento empobrecedor del siglo XVIII, un elemento determinante para la rebelión criolla y el estallido indio y popular iniciados en 1808-1810 que condujeron a la independencia de México en 1821". (Las reformas borbónicas en México, 1750-1808, Clara García Ayluardo (Coordinadora), FCE, 2010, p.p. 58 y 59)