El desaguisado protocolario del pasado domingo en el zócalo capitalino, entre los líderes del congreso de la unión, la dirigencia partidista y la Presidenta Claudia Sheinbaun Pardo, ha generado infinidad de lecturas.
Aún cuando se descarta desde luego una "acción concertada" -que en política sería suicidio-, la anécdota exhibe sí el comportamiento de dos generaciones de la 4T ante el llamado "poder presidencial".
Recordó además, a los capitalinos presentes en el zócalo, la recomendación que en 2018 la entonces jefa de gobierno, emitió en sus 10 reglas para el buen conductor, entre las que destacó: "No rebasar el límite de velocidad; no pasarse la luz amarilla; y no estacionarse en doble fila" y eso, fue realmente lo que sucedió en el zócalo, políticamente hablando.
Desde los tiempos del glorioso PRI, las reglas no escritas no han cambiado en el sistema político mexicano, regida desde luego por el poder presidencial.
Si bien estas reglas actúan como un regulador del ejercicio político, su aplicación está diseñada para la llamada alta escuela, la política fina y exquisita que, sin embargo, no se le da a cualquiera.
En el escenario pues de ayer, tres corcholatas de presumible experiencia mordieron el polvo: Adán Augusto López Hernández, líder del Senado; Ricardo Monreal Ávila, Líder de la Cámara de Diputados y Manuel el "Güero" Velazco.
A la par, dos novatos en grandes ligas: Luisa María Alcalde Lujan, Presidente Nacional de Morena y Andrés Manuel López Beltrán, Secretario de Organización.
¿El motivo del error protocolario? Una selfie.
Tecnología y política pues en tiempos de modernidad y la 4T, que evidenciaría por citar una lectura a una dirigencia partidista distraída, con una clase política que solo se divierte, en medio del caos. Por decir lo menos, o lo más.
Y es que en las 48 Leyes del Poder de Robert Green, la falta radica en la primera recomendación para no eclipsar a nuestros superiores.
Green establece que una falta al poder de ese tamaño es odiosa, necia y a veces fatal. A los jefes les gusta ser ayudados, pero no excedidos.
Se perdieron en sí, los cinco puntos marcados por la Presidenta de la República, para enfrentar la embestida arancelaria de Donald Trump y hasta las más de 350 mil almas que abarrotaron el Zócalo.
La tendencia fue: la selfie de la Unidad.
Y el pase del desdén.
Kybalión.- Si bien en la selfie de la Unidad había cuatro presidenciales, el gran ausente, en el templete del zócalo capitalino, fue Omar García Harfuch.
De acuerdo a su despacho de prensa, el poderoso Secretario de Seguridad, participó en una reunión con el FBI en Estados Unidos de Norteamérica, como parte de los acuerdos para el combate del fentanilo en esta parte del mundo.
El quinto invitado a la fiesta del 2030, aplaudió a lo lejos.