CÁBALA

Miedo o confianza

En ocasiones, quienes nos dedicamos a la observancia social y política odiamos el presumir razonamientos que apostados con anterioridad, sin afán de jugarle al pitoniso, encaran la realidad en nuestra comunidad.

El fenómeno del "miedo" como construcción social, administrado en las últimas semanas como percepción de inseguridad, ha colocado a nuestra entidad en el "ranking" de las ciudades más inseguras del país, de acuerdo a la encuesta del INEGI.

La ruta de la inseguridad pues, echó raíz en Tabasco de manera institucional por decirlo de alguna manera  y de ello han dado se ha dado cuenta de manera puntual en las últimas dos semanas.

Lamentable desde cualquier ángulo que se observe, es desde luego, los lamentables asesinatos – como daño colateral- del empresario Mario Peralta y la del Periodista Alejandro Gallegos León, como lo más impactante en esta creciente ola de inseguridad.

En dos colaboraciones anteriores, señalamos también la presencia de un "patrón" común en este tipo de crisis, que marcan la ruta a la que apuestan los cárteles o grupos delincuenciales para restar credibilidad a las instituciones. Ruta en la que empresarios, periodistas, políticos, médicos, docentes, estudiantes y hasta religiosos, forman parte de los grupos de riesgo en este tipo de "mensajes".

Sin embargo, lo grave del tema amén de la percepción ciudadana sobre inseguridad, lo representan ahora la difusión de "videos", reenviados a través de redes sociales de ejecuciones "en vivo", sembrando el terror entre tabasqueños.

Escenas dantescas e inimaginables, con un mecanismo de producción de los imaginarios del miedo que destruyen psicológicamente la certidumbre ciudadana, contrasta desde luego con la ambigüedad observada sobre tranquilidad ciudadana en plazas públicas, centros comerciales, culturales o deportivos; y hasta convivencias familiares.

Hasta el momento, la política o estrategia de seguridad de corporaciones federales y estatales, se ha diseñado con base a la llamada "proximidad social" por un lado; además de generar condiciones de estabilidad laboral y salarial para elementos locales por el otro. No está mal.

Sin embargo, rediseñar las políticas públicas de seguridad que permitan un mayor impacto para la construcción de confianza, certidumbre institucional y seguridad ciudadana, es un ajuste urgente que debe permitir escalar curvas de aprendizajes, no superadas.

La ruta de la actual administración está definida y cimentada en el impulso a la obra pública y los programas sociales con todo lo que ello implica; y su blindaje, pasa desde luego por replantear la estrategia de seguridad.

Y es que la experiencia de escenarios similares en otras partes del país, indican que la generación de violencia continuará aumentando, si bien por la política sobre terrorismo anunciada por los vecinos del norte; si bien por las negociaciones que terminen por acotar las mismas organizaciones criminales, ante tales medidas.

No se puede ver el problema de inseguridad, desde dos escenarios distintos.

Kybalión.- Hay quienes pretenden medir dos marchas distintas, en dos escenarios completamente diferentes, caso es pues, el de Sinaloa y Tabasco.

En Sinaloa – como en México-  la sociedad se cansó primero de la corrupción y después de la inseguridad.

El hartazgo también se mide con marchas. Así que esta herencia amloista se mantiene vigente en tiempos de la 4T. Por ello, para muchos analistas, Rubén Rocha Moya, no tarda en morder el polvo en el norte del país.

La guerra política después de la caída del Mayo Zambada, ha colocado a Sinaloa como asunto de seguridad nacional. Más aún en tiempos de Trump y su narcoterrorismo.

En el caso de Tabasco, la versión Selván 2025 de la marcha por la paz, pudo ser superada gracias a la participación de Jorge Bracamontes y sus 27 legisladores; además de la suma de alcaldes como Yolanda Osuna y Gaspar Díaz Falcón, que le metieron el hombro al líder morenista.

Aquí, el tema fue cerrar filas a favor de las políticas del gobernador, pero algunos alcaldes dejaron solo a Chucho Selván.

Muchas ausencias. Demasiadas.