Hace algunas entregas comentamos en este mismo espacio, que la fuerza del Estado mexicano, cuando la presión social u opinión pública impulsa el mecanismo de impartición de justicia, ha derrumbado imperios que se creían indestructibles en materia de delincuencia organizada.
Marcamos en una línea de tiempo imaginaria, la caída de narcotraficantes importantes que generaron crisis de inseguridad en el país, casi al borde de la ingobernabilidad política en el pasado inmediato.
En el país, la guerra de los cárteles desde los tiempos de Felipe Calderón con los gobiernos subsecuentes del PRI y Morena, ha sido un constante dolor de cabeza.
Es pues el combate al crimen organizado y desde luego la violencia que éste provoca, el reto no superado en los últimos cuatro sexenios.
Empero el reto de estos gobiernos además de poder alcanzar el restablecimiento del orden y la paz pública que menoscaban como daño colateral el desarrollo económico y social en distintas regiones del país, es también el poder recuperar la confianza ciudadana.
En este contexto, el crimen cometido contra el empresario Mario Peralta en Tabasco, para despojarlo de casi medio millón de pesos – que hasta el momento no se sabe dónde están-, ha vuelto a poner en el debate la capacidad del Estado para ejercer su autoridad, establecer el orden, garantizar la seguridad y ejercer una procuración de justicia a secas.
La "efectividad" de las investigaciones que permitieron desmantelar una banda dedicada al robo de cuentahabientes, que operaba en la capital del estado desde hace varios años, establecen parámetros para considerar que las instituciones organizadas, tienen la fuerza y coordinación necesaria para terminar también con la "guerrita de bandas locales" que mantienen "en ascuas" a la mayor parte de la población.
¿Quién sigue? Fue el encabezado que presumimos en este mismo espacio hace apenas dos meses, cuando además de policías, transeúntes en lugar y hora equivocadas, comenzaron a caer en medio de esta guerra de "bandas locales".
La opinión pública ejerció su valor y peso en este último acontecimiento, pero el precio pagado para ver estos resultados, ha sido muy alto.
Esperemos sea el ultimo. Tabasco merece la paz.
Kybalión.- Si bien, la presentación del libro "Dignidad Parlamentaria" de Pedro Jiménez León, el próximo 20 de enero en Villahermosa, podría pecar de interesante, la figura principal de este acontecimiento, en caso de confirmar asistencia, sería el ex gobernador Roberto Madrazo Pintado.
Este 19 de enero se cumplen 30 años del desalojo de "Plaza de Armas" fecha marcada en la lucha de la izquierda tabasqueña, contra la élite gobernante de la desaparecida "familia revolucionaria".
Madrazo, regresó al debate público nacional al ser mencionado por el actual gobernador Javier May Rodríguez en su conferencia matutina.
May, lleva en esta ocasión la tutela no solo del desalojo, sino de los sobrevivientes del famoso "Éxodo por la Democracia".
Darvín González Ballina y su "grupo 19 de enero" conmemoran un día antes. Y en esta ocasión además, parte del famoso "Gurriato", trae las canicas de lado de Morena.
Tabasco es trópico, es política, es calor. Los protagonistas del 94-95 pues, en "volver al futuro".
Veremos.