El bono de marcha de un millón de pesos para cada uno de los 35 diputados locales, que supuestamente había pedido el Congreso al gobierno estatal, a cambio de legalizar la transferencia de bienes propiedad del estado al programa federal IMSS-Bienestar, quedó ayer aclarado.
Todo fue una invención, dice el parte oficial, producto de la “imaginación” de algún chistoso que metió en un brete a la Cámara de Diputados por semejante petición, la cual se había dado por cierta, pues nadie salía a aclarar este asunto.
Los legisladores siempre lo negaron, pero la duda persistía. Tuvo que ser el gobernador Carlos Manuel Merino Campos el que pusiera fin a la discusión.
De por sí el Congreso no goza de buena fama pública. Lo dice la última Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) del INEGI, 2023. Los tabasqueños confían más en un familiar (84.2%) que un diputado (40.4%).
Hablando de gratificaciones salariales, se le cuestionó a Marino si en la administración habrá bono sexenal. Dijo que “estaría bueno” que lo hubiera, pero ese pago “no está contemplado” en el presupuesto. Lástima, Margarito.
Berrueta se deja querer por un líder en problemasMientras exgobernadores del PRI exigen la renuncia de su dirigente nacional, “Alito” Moreno, por la debacle de ese partido en las elecciones presidencial del dos de junio, el presidente estatal del tricolor, Miguel Barrueta Cambrano, como se dice en el argot político, se deja tocar la pierna por su líder.
En calidad de aliado, Barrueta Cambrano fue inscrito en la mesa donde se discutirá sobre código de ética partidaria con miras a la 24 asamblea nacional priista, que se realizará el próximo domingo, de la que deberá surgir, según los convocantes, “un PRI más fuerte y más unido”.
Dice muy orondo que representará “a todas las voces” del priismo tabasqueño en esa mesa de trabajo. De las críticas a Moreno Cárdenas, prefiere voltear para otro lado y no darse por enterado.
A los que no les calienta ni el sol son los exmandatarios. Acusan a “Alito” de haber convocado “apresuradamente” a la asamblea nacional, cuando ni siquiera ha concluido el actual proceso electoral, por lo que esa convocatoria, aseguran, es violatoria de la “normatividad partidista”.
Lo que en fondo lo que busca el dirigente nacional priista, sostienen sus acusadores, es manipular la asamblea para reformar los estatutos para hacer posible su reelección como presidente nacional del PRI. A ver cómo sale de esta “Alito”.
Chiquito como su membresíaLa que está molesta, es la dirigente estatal del PAN, Jemima Alonzo Que. No crean que esto enojo se debe a que no pudo entrar al Congreso, a pesar de haberse auto palomeado en el primer lugar de la lista, sino por una encuesta que anda circulando en redes virtuales en la salieron reprobados los representantes partidistas opositores por el mal desempeño que tuvieron en las elecciones.
Esa evaluación es atribuida a una empresa denominada ERISAN. El único mejor evaluado con 87 por ciento de aprobación ciudadana fue Joaquín Baños, líder estatal de Morena. Obvio, eso enchiló a Jemima.
Según la panista, Morena filtró la encuesta para ensalzarse así mismo y para “minimizar” el trabajo realizado por la oposición en los recientes comicios. No le gustó que la avaluaran en modo negativo, cuando apenas lleva un año en el cargo y en el proceso electoral “construimos el doble de votos que en 2021”.
La verdad, sin que se ofenda, el PAN es un partido testimonial y sus resultados son del tamaño de su membresía, chiquitos. Nada más hay que echarle un vistazo a sus números para confirmar lo anterior.