En la memoria de varias generaciones de mexicanos están las tragedias del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971. Es especial de la generación que ahora está en el poder, encabezados por Andrés Manuel López Obrador. De ahí el compromiso histórico y moral para hacer todo lo posible en el esclarecimiento de los sucesos de Ayotzinapa, Guerrero, con la desaparición de 43 estudiantes normalistas la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, cuando despachaba en la presidencia Enrique Peña Nieto.
Ayer el presidente López Obrador anunció que, aún con la salida del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), la investigación por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa continuará. Al frente de la Comisión de la Verdad para este lamentable caso está el subsecretario Alejandro Encinas.
El Grupo Interdisciplinario de Especialistas Independientes (GIEI), encargado de realizar investigaciones sobre el caso dio a conocer su sexto y último informe de actividades como grupo externo, con el que se pretendía llegar al esclarecimiento de las responsabilidades. Ángela Buitrago y Carlos Beristain, miembros del GIEI, enumeraron una serie de evidencias que acreditan –dijeron- la actitud de diversas instituciones para no abrir los archivos del caso. En especial el Ejército, la Marina y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
De acuerdo a Beristain, uno de los relatores: "El músculo del Estado estaba presente, actuaron y no protegieron, saben y sabían lo que pasó. El ocultamiento de esa información ha significado el ocultamiento de responsabilidades y se ha constituido, en sí misma, en una responsabilidad del Estado sobre la desaparición de los jóvenes".
Uno de los temas con mayor complejidad a los que debe responder el Estado Mexicano.