Hace casi 41 años inicié una aventura que se convertiría en la más grande y agradecida de mi vida. Empezaba mi primer reto profesional, trabajar como maestra de educación primaria, sin ninguna experiencia, sólo llevaba en mochila aquellas famosas ´prácticas´ que realizábamos en el último año de estudiantes en la escuela Normal del Estado ´Rosario María Gutiérrez Eskildsen´, claro, apoyadas por una asesora. En estas cuatro décadas de docencia he tenido la oportunidad de trabajar con los planes y programas que se han implementado en cada cambio de administración del gobierno federal. Algunos fueron buenos, otros no tanto y uno que otro pues fue sacado de la manga. El problema de estos planes de estudios, es que nunca son evaluados, se aplican durante el sexenio y ya, no pasa nada.
Sin embargo, los resultados de la educación en México, se conocían luego de la aplicación de la prueba PISA, que por cierto quieren dejar fuera al país. Los primeros siete años trabajé en escuelas de organización completa en el medio rural, es decir que estuve al frente de niños de un solo grado. Posteriormente pasé a una escuela también rural, pero de dos maestros, asumiendo además la dirección escolar. No había tenido la oportunidad de trabajar con tres grados en el mismo salón de clases y aunado a eso, era la responsable de la documentación administrativa del plantel. Me hacía ´bolas´, pero buscando, encontré una estrategia que se había utilizado años atrás, los maravillosos guiones, me funcionaron, había resultados, y eso era lo importante.
A los dos años mi escuela se volvió unitaria habían abierto otro plantel a unos 5 kilómetros de mi escuela, –mala planeación de la SE, ya que a los pocos años la cerraron-. Bajó mi matrícula, porque los niños que venían de esa comunidad, se quedaron en su nuevo centro escolar. Planeaba mi clase para los tres grados, ahora tendría que hacerlo para los seis grados, de primero a sexto en la misma aula. Esto no frenó mis ganas de seguir enseñando y mucho menos dio pie para salir huyendo a una escuela en el medio urbano, y olvidarme de todas las carencias que teníamos en la escuela, de la falta de energía eléctrica, de la falta de materiales didácticos, en fin de la falta de muchas cosas. Se volvió un reto más, nada fácil.
Puedo decir con orgullo que han pasado por mis manos casi siete generaciones de alumnos, muchos de ellos lograron salir de su comunidad pero sin olvidar sus orígenes y hoy en día son profesionistas, algunos salieron del Estado para aprovechar una beca en diversas universidades. También tengo exalumnos que no tuvieron para más, se dedican al campo o a la mano de obra barata. Otros más se fueron de mojados a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades y otros más buscan ganar el dinero en las plataformas de Pemex. Ellos han formado sus familias, y hoy en día les imparto clases a sus hijos, en ese mismo salón en donde ellos estudiaron toda su educación primaria.
Estos casi 41 años de trabajo en el magisterio tabasqueño, me han dado grandes satisfacciones, fui Apoyo Técnico Rural (ATR), alternar mi trabajo en las aulas con la impartición de talleres y capacitaciones a mis compañeros maestros de la zona. Este trabajo de maestra me dio el tiempo y la oportunidad para estudiar la licenciatura en Comunicación y posteriormente la maestría en Educación, títulos que me sirvieron para ganar puntos en lo que anteriormente era es escalafón. Pero además, era obligatorio –para el que quisiera- prepararnos para participar en los exámenes de Carrera Magisterial. Por cada escalón que subíamos, nuestro salario, también aumentaba.
He sido delegada sindical, -actualmente lo soy- y formo parte de la Comisión Electoral, me gusta defender los derechos de los maestros, aunque hoy en día, los sindicatos han perdido su esencia. Nada parecido a lo de hace más de 30 años. En todos estos años de docencia en el medio rural he vivido de todo, pero han sido más las alegrías, que sinsabores, tristezas, y enojos, pero estoy segura que no cambiara absolutamente nada de esta gran aventura. He tenido la fortuna de recibir premios y reconocimientos, el último, la medalla por mis 40 años de servir a la educación... pagonal@hotmail.com