QUE HAYA MÁS LIBROS DISPONIBLES, sí claro. Lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo. Claro que no basta para detener la barbarie, pero será siempre uno de los más nobles intentos de detenerla, de contenerla. Que haya libros por todos lados. Y haya asimismo una campaña permanente y amplia de la importancia de leer, tanto para saber, como para recrearse y desarrollar habilidades del lenguaje y del pensamiento.
PEDRO LUIS, CHUCHO, RIGOBERTO, Rabelo y Luis, hacen lo propio. A la intemperie, en el centro de Villahermosa, venden libros usados, desde hace muchos años. No se rinden a pesar del viento y la lluvia, tampoco con los calcinantes rayos del sol. Estoicos, enfrentan el clima, platicando con los paseantes que se acercan, recomendando algunos libros, comentando del clima y en general de la vida.
YA HACE ALGUNOS AÑOS ME COMENTÓ Rigoberto Reyes Baeza, que estaban tratando de formar una asociación de vendedores de libros usados. Le dije que me parecía bien. Le solté el cliché que "la unión hace la fuerza". Lo intentaba, y enfrentaba las naturales resistencias de sus compañeros. Cada quien tiene experiencias en que quienes forman y dirigen colectivos, a veces se aprovechan para beneficios propios. Y pues así no. Pero hay circunstancias que se presentan. Que "el permiso". Que "¡se me quitan de aquí!". "Que afean la ciudad". Y yo afirmo que es todo lo contrario. Tener libros a la vista es un timbre de orgullo. Y en abono a la importancia de la unión: a una hoja de papel bond la rompemos fácil. A cien hojas ya no.
SENSATAMENTE NO PUEDE HABER ALGUIEN que esté en contra de los libros. Ya sea en circulación gratuita, intercambio o para venta. Siempre recordemos que el invento de la escritura es la línea que separa a la prehistoria de la historia. Ni más ni menos. Que somos los libros que hemos leído. Que cada vez que leemos algo pasa dentro de nosotros para bien. Que cada vez tenemos más temas de conversación. Que las palabras que leemos se van adhiriendo a nuestra forma de ser. Que nuestra imaginación crea y recrea otras imágenes. Que se piensa mejor y que se toman mejores decisiones. Que la "buena suerte" en todo nos acompaña. Digamos, casi siempre.
Y AHORA ELLOS, LOS VENDEDORES de libros usados, se han conformado como grupo con intereses comunes relacionados a la venta de libros usados. Y uno de sus planteamientos es la necesidad de que cuenten con un local seguro que les proteja de las inclemencias del clima. Y es lo básico. Y algunos apoyos que puedan tener para mejorar el servicio que ofrecen, y que es de los más humanos del mundo. Yo los conozco a ellos. He platicado varias veces. Y siempre platican con entusiasmo sobre dicha actividad. Y sé de las dificultades que enfrentan. Pero no lo hacen a manera de queja, sino solo como experiencias que adquieren.
PERO BUENO, SI NOS ANDAMOS QUEJANDO con razón de lo que sucede, de los peligros a los que enfrenta la ciudadanía. Tanta sangre derramada dice la realidad y la canta Eugenia León, en la canción que "yo vengo a ofrecer mi corazón". Y si se sueña con lograr que haya seguridad, paz y armonía. Y aunque sabemos que las causas de las desavenencias son muchas, lo peor que podemos hacer es quedarnos callados. O cruzarnos de brazos. Y sé que no basta con vender libros. Y es probable que leyendo libros tampoco se solucionen pronto los problemas. Reitero: lo peor es cruzarnos de brazos.
ME COMENTAN QUE RIGOBERTO Y PEDRO irán a la famosa Feria del Libro de Guadalajara, próxima a realizarse. Me da gusto. Trasladarán sus cajas de libros para llevar las buenas nuevas en libros. La feria jalisciense seguramente es un inmenso mar de libros y actividades culturales, pero solo los espacios que tengan Pedro y Rigoberto, ofrecerán libros de los que publican escritores tabasqueños, para los curiosos investigadores que quieren saber sobre esta geografía tropical, que va desde la historia maya-olmeca, el arte culinario, hasta las novelas, poemas y cuentos de nuestros autores chocos, de nuestras y nuestros escritores.
PARAFRASEANDO A MARTIN LUTHER King, yo sueño que se multipliquen los espacios donde se vendan, presten, intercambien libros. Yo sueño que las estaciones de radio y televisión abran espacios para las actividades literarias, filosóficas y académicas. Yo sueño que en las escuelas sea una actividad permanente la promoción a la lectura libre. También sueño en que el campo vuelva a su fulgor necesario, donde se produzca para consumo, cambio y venta, el alimento de las familias. El binomio de producción de alimentos y difusión de libros, debe ser una de las prioridades en todo plan familiar, comunal, municipal, estatal y nacional. Sea así una verdadera revolución cultural y de conciencias. Sé de los esfuerzos que se hacen. Pero no dejemos solos a quienes promueven el bien estar de la gente.
CUANDO CAMINE POR EL CENTRO HISTÓRICO de Villahermosa, haga ese recorrido, en el que visite a Chucho por café Parissi, en Juárez esquina con Martínez de Escobar. A Rabelo en calle Sáenz, por Correos. Pedro frente a Telégrafos. Rigoberto en Lerdo, frente a un café, cuyo nombre no puedo acordarme. Luis Soberano se ubica en varios lugares, a veces en Sánchez Mármol, al lado del centro Cultural Villahermosa. Pero vamos, con ello no quiero decir que sean los únicos promotores de lectura mediante la venta de libros usados. Hay muchos otros con talleres literarios, de lectura, cuentacuentos, etc. Y sé que hay escuelas de preescolar, primaria y secundaria sonde algunos maestros promueven la lectura libre.
EN LAS SECUNDARIAS SUCEDE ALGO conceptualmente inconcebible: que la promoción a la lectura libre consideran que es responsabilidad de los y las maestras de la materia de Español. Y no, esto es una aberración, para decirlo suave. Es responsabilidad de todo el colectivo escolar. Solo que hay que diferenciar la lectura por obligación y la lectura libre. Esta se refiere a toda aquella que el alumno pueda seleccionar para meterse a las tantas aventuras que se cuentan en los libros. Y que no quiera abandonar dicho libro por todo lo que está gozando en su lectura. Se vale soñar, es verdad. Pero algo tenemos que hacer contra la barbarie.