Después de la segunda guerra mundial Europa se humanizó y alcanzó los más altos índices de bienestar; pero a últimas fechas crecía la derecha retrógrada, y por eso me alegra y regocija el triunfo de la izquierda progresista de Francia, encabezada por un gran líder, Jean-Luc Mélenchon.
Pero este gran dirigente galo, que regresa a Francia a sus orígenes humanistas, cuando visitó México en julio de 2022 declaró a los medios: "Vine a México a aprender de la revolución de López Obrador, vine en busca de inspiración, en busca de optimismo". Así trascendía en la vieja Europa nuestro Presidente, tan admirado y respetado en todo el mundo, y tan odiado por algunos tabasqueños, cegados por la manipulación y el resentimiento.
Y recuerdo a otro gran líder, Francois Mitterrand, que también llegó al poder tras su tercer intento, y dejó una memorable presidencia de Francia.
En una de mis estancias en París, al transitar pasando frente a la Isla de Saint Louis el taxista me señaló un edificio dentro de esta isla, comentando: "allí siguió viviendo el Presidente Mitterrand durante los 10 años de su histórico mandato, en su mismo departamentito, y diario salía con su chofer al Palacio del Elíseo a la misma hora y regresaba a la misma hora, en la misma ruta. Era un problema por la seguridad del Presidente, pero nunca pasó nada".
Y siguiendo con Mitterrand, si París es una fiesta, ocurrir a la gran "Biblioteca Francois Mitterrand", más que una fiesta, es un banquete de cultura. En una cuadra enorme, a orillas del Sena, en cada una de sus esquinas, un edificio de unos 10 pisos en forma de libro abierto, y varios pisos debajo de esa enorme cuadra, todo, en su conjunto formando parte de esta gigantesca biblioteca. Allí, sentado en una silla junto a uno de sus anaqueles, leí algo de literatura mexicana, desde luego libros en castellano.
Pero poco apreciamos lo que tenemos, hasta que nos hacen falta. Y todo es un proceso. Roma no se hizo en un día. Tuvieron que pasar 750 años para que llegara a su cima. Son muchas las omisiones y las carencias pero también sus grandes avances, y el proceso de transformación está en marcha y con paso firme. Como Jean-Luc Mélenchon, seamos optimistas.