Se conoce como ansiedad por separación a una respuesta emocional en la cual el niño experimenta angustia al separarse físicamente de la persona con quién está vinculado. Es un fenómeno normal en el desarrollo infantil, que se modifica paulatinamente permitiendo al niño desarrollar su capacidad para estar solo. Desde la teoría del apego, se plantea que los niños entre los 8 y 14 meses sufren angustia cuando se separan de su figura de apego, entre los 14 meses y 3 años pueden explorar el ambiente manteniendo el contacto con quiénes están vinculados y desde los 3 años ya no tienen la necesidad de la presencia física de su figura de apego para sentirse seguros. Existe, sin embargo, un número importante de niños que pueden presentar síntomas de ansiedad de separación a edades posteriores a los 3 años.
La sintomatología que presentan los niños afectados por este proceso depende de la edad y en general son causados tanto por la anticipación como por la separación de la figura de apego. Los síntomas principales son rechazo escolar, rabietas, agresividad, miedo a estar solo, temor a dormir solo, nausea, vómito, dolor abdominal, dificultad para dormir, miedo de sufrir daño, pesadillas, palpitaciones, etc.
Al enfrentarnos a un niño con ansiedad por separación es importante determinar si los síntomas ocurren en un contexto normal o patológico. Para esto es clave evaluar la conducta del niño, su historia de desarrollo psicomotor, el contexto en el que ocurren los síntomas, las características de los padres, y las relaciones que se dan dentro de la familia.
Hablamos de un trastorno de ansiedad por separación cuando los afectados manifiestan angustia excesiva o su intensidad no es acorde con su el nivel de desarrollo. El punto máximo de incidencia de este trastorno ocurre entre los 7 y 9 años. Los síntomas intensos, por un período mayor a 4 semanas, generando un retraso en el desarrollo emocional del niño se consideran ya un problema emocional que requiere atención.
Dentro de los elementos que se han asociado al trastorno de ansiedad por separación destacan: Ideas constantes y perturbadoras de daño a figuras de apego, padres aprehensivos, colecho prolongado, familias aglutinadas, padres sobreprotectores, presencia de psicopatología ansiosa en la familia, eventos de vida negativos, etc.
Dentro de las medidas que se aconsejan se encuentran: No utilizar la lógica adulta con el niño, permita que su niño sienta temor porque es una emoción natural, converse con él, explique que no estará alejado de usted sino solamente al cuidado de alguien más mientras usted realiza otra actividad. Si tiene miedo a la escuela, acompáñelo en clases (temporalmente) y no le obligue a alejarse de su lado si nota que su temor permanece latente, si el cuidador estará en el hogar, se recomienda separase después de las siestas y de las comidas, ya que los niños se muestran más susceptibles con sueño o hambre, exposición gradual a la separación, establecer un ritual a la hora de despedirse (beso, abrazo, adiós por la ventana).
Cuando se identifica que es un trastorno, se recomienda evaluación en conjunto con Psicólogos o con Psiquiatra Infantil. En menores en quienes se confirma ansiedad de separación normal, los expertos recomiendan manejo por parte de los cuidadores, enfatizando la necesidad de generar alianzas y buena comunicación entre padres, colegio y personal de salud.
(Psiquiatra/Paidopsiquiatra)