Hoy están convocados en el Zócalo de la Ciudad de México los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, así como la población en general, para celebrar el quinto aniversario de la históricas votaciones del 2018. No es una conmemoración ritual, sino que ocurre en circunstancias especiales: son tiempos de hacer un balance de los avances y obstáculos, pero también el último encuentro de este tipo antes del traspaso del poder. En julio del 2024 ya sabremos el resultado de las nuevas votaciones para la Presidencia.
La concentración de este sábado fue anunciada como un AMLO-FEST, una fiesta y baile. Sólo con una petición del mandatario: que quienes compiten para salir con el mejor puntaje en las encuestas no lleven porras para sí, que lleven porras para la Cuarta Transformación. De esta manera se trata también de evitar los abucheos y que la conmemoración se convierta en un adelanto de la encuesta que Morena realizará a finales de agosto.
López Obrador ya adelantó su balance optimista y positivo. Tanto es así que dio por iniciada la actividad en la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Paraíso, una de sus mayores obras de infraestructura en el sureste junto al Tren Maya.
Hay luces y sombras, avances y estancamientos como en toda acción que se propone histórica. No es fácil cambiar un modelo económico y una cultura política hecha sistema. Es la enorme tarea que le corresponderá a quien asuma en el 2024.