Como bien dicen en el pueblo: "Al toro por los cuernos...no queda de otra".
Esa es la disyuntiva que, a poco tiempo de asumir el cargo como gobernador Constitucional de este tropical territorio, tiene en sus manos, el comalcalquense Javier May Rodríguez.
Y vaya paquete que heredó --quizá no igual a como lo recibió su antecesor Adán Augusto López Hernández de Arturo Núñez Jiménez-- que ni tiempo le han dado de montar en su caballo, ante la ola de violencia que, casualmente con el cambio de gobierno, arreció en los últimos días cuando apenas se estaba acomodando en sus oficinas de Palacio de Gobierno cuyas puertas fueron abiertas –tras permanecer cerradas tanto tiempo-- para atender al pueblo tabasqueño.
Habrá quienes se preguntaran ¿por qué le están dando ese recibimiento al nuevo gobernador?. "Recibimiento", hasta cierto punto no muy grato, a un hombre que desde campaña ha tratado de transmitirle a sus conciudadanos su deseo de aportar un granito de arena para servir –sin cortapisas ni falsas poses-- a la tierra que lo vio nacer.
De Javier May sabemos que se trata de un buen hombre, producto de la cultura del esfuerzo y lo conocemos como un auténtico luchador social cuyo deseo inquebrantable es que Tabasco alcance un mejor posicionamiento de bienestar no sólo en cuanto al desarrollo y crecimiento de la economía, sino también en materia de salud, educación, vivienda, infraestructura, seguridad, justicia, rubros en los que, si bien se ha avanzado, también lo es que, como consecuencia del crecimiento de la población, la realidad ha generado rezagos importantes.
Un tabasqueño que, no por casualidad, sabía de lo que hablaba cuando al recibir la constancia de mayoría del Instituto Electoral de Participación Ciudadana (IEPCT) expresó: "no hay tiempo que perder" (La Jornada 9/junio/24).
Y un asunto, por cierto, donde hay mucho trabajo que realizar es el de la inseguridad. Un tema que está dando muchos dolores de cabeza a las autoridades pero para grandes males, grandes remedios, dirían nuestros ancestros.
Por eso, y aunque para algunos no sea de su agrado, la decisión de poner en manos de las fuerzas castrenses la estrategia de seguridad pública a aplicarse en la naciente administración estatal.
Y es que el mandatario tabasqueño, según la opinión de un gran sector de la sociedad tabasqueña, tiene que fajarse bien los pantalones, agarrar al toro por los cuernos, porque la inseguridad es un asunto muy complejo, la verdad nada sencilla de resolver, aunque no imposible.
Para su solución, se requiere de la acción del gobierno y sus autoridades fundamentalmente, pero también es necesario contar con el apoyo de la ciudadanía; es un problema social en el que todos –sociedad y gobierno-- debemos estar comprometidos para resolverlo.
Por ello es muy importante atender la exhortación del gobernador Javier May cuando dice: "Pongamos nuestro grano de arena en esta lucha para contribuir, desde Tabasco, al desarrollo nacional. Ahora que desde el Gobierno Federal se ha puesto atención en el sureste mexicano..."
Para nadie es secreto que por tradición el tabasqueño es gente de trabajo, luchadora, que no se arredra y ha demostrado a través de la historia de muchas maneras que sabe cómo hacerle para vencer la adversidad y salir adelante.
Y hoy, con el cambio de gobierno que estamos viviendo, importa mucho recuperar la paz y tranquilidad que hasta hace algún tiempo había disfrutado el pueblo tabasqueño.
Paz y tranquilidad que se requiere para que a nuestra tierra llegue más inversión productiva y mayor progreso y bienestar social.
Hay confianza en el comalcalquense, y por eso no es casual lo que dijera la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de México, en su reciente visita a la entidad al mencionar "Javier May Rodríguez, estoy segurísima que va a ser el mejor gobernador de Tabasco".
Sin duda lo será, pero quienes vivimos en esta bella provincia mexicana tenemos que apoyarlo y bien, no con politiquería o banalidades.
La campaña ya pasó. Es hora de ponerse a trabajar al mismo ritmo que está haciéndolo el mandatario estatal desde el instante en que asumió el cargo.