La escena tuvo lugar en la Isla Hilton Head, Carolina del Sur. Un grupo de investigadores que se dedican a llevar un seguimiento de las crías de tortugas marinas se encontró con un hallazgo sorprendente: mientras analizaban un nido de tortuga boba (caretta caretta) encontraron una cría con dos cabezas.
Al parecer, la pequeña tortuga estaba luchando por gatear debido a su caparazón de forma anormal. Cuentan los expertos que no está claro lo bien que se las arreglará en el océano, ya que la tasa de supervivencia de las crías sanas es baja, y una cría bicefálica podría ser doblemente problemático. Según ha explicado Jayme Davidson Lopko, el investigador que se encontró a la cría.
Como señala el propio Lopko, aunque tener dos cabezas es extremadamente raro, es un poco más común en reptiles que en otros animales (él mismo ha dado con otras dos crías en sus 15 años de trabajo), indica Gizmodo.
En cuanto a la razón de esta anomalía, se apunta a que los reptiles producen una gran cantidad de crías, y la mayoría ponen huevos. Estos huevos están expuestos a condiciones ambientales que pueden afectar el desarrollo del embrión en su interior.