Con la catedral a puerta cerrada, las imágenes de las víctimas mortales de la pandemia fueron los únicos asistentes de esta homilía que fue transmitida por televisión nacional y por redes sociales.
Las fotografías enviadas en los días previos por los familiares de las víctimas no solo coparon todos los bancos del principal centro católico de Perú sino que además cubrieron las grandes columnas y muros del templo.
Así estuvieron presentes en este tributo religioso buena parte de los casi 6 mil 500 muertos por la COVID-19 que estaban registrados hasta el sábado en las estadísticas oficiales de Perú, el segundo país de Latinoamérica y el octavo del mundo con más casos confirmados de coronavirus, al acumular más de 225 mil contagiados.
Sin embargo, los registros generales de defunciones marcan que, desde el comienzo de la emergencia a mediados de marzo, hay más de 10 mil muertes sospechosas en Lima. Solo en mayo hubo cuatro veces más fallecidos que lo normal respecto a ese mismo mes en años anteriores.
Durante la misa, que tuvo como lema “Con tu cuerpo, oh Cristo, toca y resucita a nuestros muertos por la pandemia”, el arzobispo Carlos Castillo se declaró “grata y profundamente sorprendido por la respuesta de nuestro pueblo” para realizar esta despedida colectiva.
“Nos unimos todos como para clamar por mayor fraternidad y solidaridad en el mundo y para que las familias que nos han pedido que oremos por sus difuntos recuperen la serenidad”, dijo Castillo.
A pesar de haber sido el primer país de Latinoamérica en decretar la cuarentena general y obligatoria cuando apenas había registrados 71 casos, Perú ha terminado como uno de los epicentros mundiales de la pandemia.
Si bien el Gobierno asegura que la propagación del virus ya está remitiendo a nivel nacional, las estadísticas oficiales todavía reportan entre 4 mi y 5 mil nuevos contagios al día, lo que hace que Perú esté muy cerca de alcanzar las cifras de contagiados de Italia y España.
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