Victima en Texas, quiso irse con sus abuelos antes del tiroteo y no se lo permitieron

Cuando terminó la celebración, la niña quiso irse a casa, pues el año escolar estaba a punto de terminar.

Dora Mendoza acudió el jueves a la escuela primaria en Uwald, Texas, para rendir homenaje a su nieta de 10 años, Amerie Garza, quien fue asesinada el martes. Buscando instar al gobierno de los Estados Unidos a tomar medidas para evitar otra tragedia.

"Las autoridades deben hacer algo sobre esto. Por favor, no olviden a los niños. No sabemos lo que vivieron. Por favor, les ruego que escuchen", dijo entre sollozos.

Detrás de ellos, la Escuela Primaria Rob, donde un adolescente disparó y mató a 19 niños y dos maestros dos días antes, se convirtieron en un monumento a las víctimas, con sus numerosas cruces y numerosas flores.

"Mi nieta estaba ahí dentro", dijo Mendoza, de 63 años. "Era una niña inocente a la que le gustaba la escuela y que estaba esperando el verano. Y ya no podrá vivir eso. Me duele el alma porque ya no podré verla nunca más".

Amerie vive con sus abuelos. El martes por la mañana, Mendoza asistió a una ceremonia en la escuela donde se honró a varios estudiantes, incluida su nieta, por sus resultados sobresalientes.

Después de la celebración, la niña quería irse a casa. El año escolar casi ha terminado y la escuela solo está haciendo actividades extracurriculares.

"Nosotros le dijimos: 'no, mi hija, hasta el viernes tienes que seguir'", lamenta Mendoza.

Poco después, cerca del mediodía, un chico de 18 años, Salvador Ramos, irrumpió en la escuela con un fusil de asalto, se encerró en un aula y abrió fuego antes de ser abatido por la policía.

La matanza, la peor en un colegio de Estados Unidos desde hace una década, sacudió Uvalde, una localidad tranquila de unos 15 mil habitantes de mayoría hispana.