La OCDE urge a sus países miembros a dedicar más medios económicos y humanos, y con más eficiencia, a la salud mental, que es un problema que se ha disparado con la pandemia y tiene unos costos económicos muy significativos.
En un informe publicado este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), recuerda que los costos individuales y sociales en el pasado ya se habían cifrado en hasta un 4.2% del producto interior bruto (PIB).
Eso incluía el gasto directo para el tratamiento de las patologías mentales, así como el impacto por la reducción de la tasa de empleo y la caída de la productividad, que suponían más de un tercio del total. Para los autores del estudio al menos una parte de esas pérdidas se podrían evitar.
El problema añadido es que desde el estallido de la crisis de la COVID a comienzos de 2020 los signos de un deterioro general de la salud mental se han amplificado, en particular entre la población más joven, hasta el punto de que en algunos países los casos de ansiedad y de depresión se han duplicado.
La organización cita estudios en varios países miembros que ilustran esa evolución: en Australia, por ejemplo, un 78% de las personas encuestadas entre finales de marzo y principios de abril del pasado año dijeron que su salud mental había empeorado.
Se dispara la ansiedad en México
México es uno de los países donde esos cambios han sido más acusados. En 2020 se calculó que un 50% de la población tenía ansiedad o síntomas, el mayor porcentaje con diferencia de todos los Estados para los que existía esa estadística (le seguía el Reino Unido con un 39%).
Antes de la COVID la prevalencia de la ansiedad en México, aunque también era de las más elevadas, se situaba en el 15%.
Te puede interesar: 5 razones para comer más aguacate y consejos para comprarlos