Un fuerte terremoto con una magnitud de 6,8 ocurrió cerca de la media noche en Marruecos. Relativamente superficial (a una profundidad de entre 18 y 8 kilómetros y, por tanto, más destructivo), tuvo su epicentro en tierra y no en el mar.
La mayoría de la población dormía, en una región montañosa, de difícil acceso, lo que complica las tareas de rescate. A ello se suma que es un país con construcciones muy antiguas o endebles, la mayoría de infraestructuras y edificios no cumplen las normas antisísmicas.
El terremoto que ya ha provocado casi un millar de fallecidos se ha sentido en amplias zonas de Andalucía y Canarias.
Como recuerda en entrevista telefónica Elisa Buforn, catedrática de Física de la Tierra de la Universidad Complutense de Madrid (UCM):
Y lo normal, añade:
El problema en el país vecino, explica esta experta, "es más o menos el mismo que hay en el sur de España. En la zona de Marruecos afectada, ocurren grandes terremotos pero separados también por periodos muy grandes de tiempo, así que se nos olvida que vivimos en una zona sísmica.
Pero de vez en cuando se dan este tipo de terremotos", señala Buforn, que imparte precisamente en la Complutense una asignatura sobre prevención de daños en terremotos.