Miles de sobrevivientes del terremoto más mortífero que ha golpeado a Afganistán en las últimas dos décadas sufrían este viernes sin comida y sin albergues mientras esperaban en sus aldeas devastadas la llegada de ayuda, retrasada por las lluvias que agudizan el sufrimiento de los damnificados.
En algunos de los distritos más afectados, aldeas enteras quedaron arrasadas y los sobrevivientes dicen que ni siquiera encuentran palas necesarias para enterrar a los muertos.
El terremoto de magnitud 5.9 que golpeó el miércoles la zona del este de Afganistán, cerca de la frontera con Pakistán, dejó más de mil muertos, 3 mil heridos y miles de damnificados.
“No hay mantas, no hay tiendas de campaña, no hay refugios. Todo nuestro sistema de distribución de agua está destruido. Todo está devastado, las casas están destruidas. Literalmente no hay nada para comer”, contó Zaitullah Ghurziwal, de 21 años, en una aldea de la provincia de Paktika, Afganistán.
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