Shanghái levantó el miércoles las restricciones anticovid más importantes impuestas desde hace dos meses a sus 25 millones de habitantes, un paso suplementario hacia el fin de un confinamiento que exaspera a la población y ahoga la economía china.
En los últimos días ya se habían relajado algunas medidas debido a una fuerte disminución de los contagios, pero la población sólo podía salir en el mejor de los casos unas horas al día si vivía en un barrio sin infectados.
El miércoles por la mañana, los habitantes pudieron volver al trabajo mientras algunas tiendas se preparaban para abrir. El metro y los transportes públicos funcionaban nuevamente, constató la AFP.
Sin embargo, las autoridades advirtieron que el regreso total a la normalidad no era inminente. Los centros comerciales, supermercados, farmacias y salones de belleza sólo pueden funcionar al 75 por ciento de su capacidad. Gimnasios y cines siguen en su mayoría cerrados y la reapertura de los centros escolares se hará caso por caso.
El confinamiento de Shanghái es el segundo más largo en China desde el inicio de la pandemia. En 2020, el practicado en Wuhan, la primera ciudad afectada por el virus, duró 76 días. Este encierro ha dañado la economía china, penalizado la producción, limitado el consumo y perturbando significativamente las cadenas de suministro.
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