Las fuertes lluvias en el sur de Florida han ocasionado que decenas de sapos de caña, mejor conocidos como sapos gigantes.
Aunque resultan inofensivos para los humanos, pueden ser mortales para los animales domésticos que al morderlos o lamerlos pueden ingerir una toxina venenosa que les provocará convulsiones, pérdida de coordinación y finalmente un paro cardíaco.
Esto, debido a que los ejemplares de (Rhinella marina), que pueden alcanzar hasta los 22 centímetros de altura, tienen glándulas triangulares detrás de sus ojos que producen una toxina blanca lechosa, altamente venenosa para el mejor amigo del hombre.
Mientras haya agua para reproducirse, los sapos de caña prosperarán. Estarán en la superficie de la tierra, alimentándose y reproduciéndose. Probablemente la gente los vea ahora de una manera más frecuente que antes", explicó William Kern, profesor asociado de la Universidad de Florida.
Además, añadió, los sapos de caña pueden alterar el ecosistema porque no tienen depredadores naturales y comen casi cualquier cosa: insectos, lagartijas, serpientes, huevos de aves, pequeños mamíferos e incluso ranas más pequeñas, con quienes compiten por áreas de alimentación y reproducción.
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