Rusia anunció el martes que algunas de las unidades militares desplegadas cerca de la frontera ucraniana, cuya presencia hacía temer una operación militar inminente en el país vecino, comenzaron a volver a sus cuarteles.
"Las unidades de los distritos militares Sur y Oeste, que ya han concluido sus tareas, comenzaron a cargar en medios de transporte" y "empezarán a regresar a sus cuarteles hoy (martes)", anunció el portavoz del ministerio, Igor Konashenkov, citado por agencias de prensa rusas.
Paralelamente, Rusia sigue realizando maniobras militares en Bielorrusia, vecino de Ucrania, que durarán hasta el 20 de febrero.
La retirada de algunas tropas fue recibida con entusiasmo en Ucrania, cuyo ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, aseguró que su país, junto a sus aliados occidentales había "logrado impedir una nueva escalada rusa".
El lunes, Rusia había dado ya una pequeña señal positiva cuando su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró que había "una posibilidad" de "resolver los problemas" por la vía diplomática.
El camino del diálogo "no se ha agotado, pero tampoco puede durar indefinidamente", agregó Lavrov, con un tono más pausado y lejos de las declaraciones ofensivas de los últimos días. El ministro también calificó como "constructivas" algunas propuestas estadounidenses.
Desde Washington, las autoridades habían alertado de que la invasión rusa "podría ocurrir en cualquier momento".
Este martes, la ministra británica de Relaciones Exteriores, Liz Truss, dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, todavía está a tiempo de evitar una guerra, pero subrayó que el plazo es "limitado".
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