El papa Francisco rechazó la posibilidad de ordenar como sacerdotes a hombres casados, idea que surgió por la escasez de sacerdotes, sobre todo en las zonas más remotas del mundo.
Esta decisión se tomó tras meses de debates y controversias internas en la Iglesia católica y se esperaba una palabra final de Francisco sobre este asunto.
Este miércoles, el papa rechazó esto, después de que en octubre pasado, obispos aprobaran una propuesta de poder ordenar sacerdotes a hombres casados y reconocidos por su comunidad para permitir celebrar la eucaristía.
El argentino siempre se mostró contrario a abolir el celibato y en esta ocasión tampoco cambió la idea.
Los obispos de las regiones amazónicas que participaron en el Sínodo habían aprobado la propuesta de poder ordenar sacerdotes a hombres casados y reconocidos por su comunidad para poder celebrar la eucaristía en los puntos más inaccesibles, donde a veces pasan meses sin ver a un cura.
Sin embargo, Francisco se limitó a pedir que se rece para que crezcan las vocaciones y que se envíen más misioneros a estas zonas, por lo que ni siquiera mencionó la posibilidad.
El papa ya había adelantado este martes a un grupo de obispos estadounidenses que quienes esperaran un giro histórico sobre el tema del celibato quedarían “decepcionados”.
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