Guillermo, que ahora es príncipe de Gales, en tanto que heredero a la corona de su padre, Carlos III, charló con la gente que dejaba flores en tributo a su abuela ante la residencia real de Sandringham, en el este de Inglaterra, acompañado de su esposa Catalina.
Acompañado de su padre, sus tíos, y su hermano Enrique, Guillermo siguió a pie el traslado del féretro de su abuela desde el palacio de Buckingham al parlamento británico, donde se instaló la capilla ardiente.
En 1997, los dos hermanos, que tenían 15 y 12 años, tuvieron que hacer lo mismo tras el féretro de su madre Diana, muerta en un accidente de coche en París.