La orca Gladis, o Gladys, matriarca de un clan, se ha convertido en el emblema de un asunto que tiene perplejos a autoridades y científicos: las arremetidas de estos animales contra veleros desde hace tres años, sobre todo en aguas españolas.
Sommer aguarda en Barbate (provincia de Cádiz, sur) a que reparen su barco, como otro propietario extranjero, que pidió no ser identificado, cuya embarcación perdió el timón en un ataque similar.
Los ataques o "interacciones", término empleado por medioambientalistas y autoridades, iniciaron en 2020 y han tenido lugar por todo el litoral atlántico de la península ibérica, pero sobre todo entre Cádiz y Tánger en Marruecos, cerca del estrecho de Gibraltar.
Ello se explica por la alta presencia en la zona de una de las presas favoritas de las orcas, los atunes rojos, que atraviesan el estrecho en primavera procedentes del océano Atlántico para ir a desovar al mar Mediterráneo.
Según la organización de rescate en mar española Salvamento Marítimo, en 2023 se han producido 28 "interacciones" entre barcos y orcas, y en el periodo 2020-2022 ascenderían a casi 500, estimó Alfredo López, del Grupo de Trabajo de la Orca Atlántica (GTOA), en una conferencia sobre el tema celebrada en marzo en Portugal.
¿Gladis ha enseñado a otras orcas a atacar barcos?Y en este terreno abonado para las leyendas, aparece la figura de Gladis, la matriarca de un clan, a la que se le atribuyeron numerosas arremetidas y que habría transmitido su experiencia a sus crías.
La presidenta de la organización medioambientalista Agrupación Voluntarios de Trafalgar, María Dolores Iglesias, cree que Gladis murió y que a ella y sus descendientes les mueve el resentimiento.
GTOA tiene en su página web el árbol genealógico de "las Gladis", que son 15 orcas emparentadas e identificadas que han interactuado con barcos, y la famosa matriarca es Gladis Lamari.
Renaud de Stephanis, doctor en ciencias marinas y presidente de Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos (Circe), sale a navegar para marcar satelitalmente a las orcas, algo que permitirá a las autoridades tenerlas ubicadas para "minimizar la interacción con embarcaciones", según el ministerio de Transición Ecológica.
Se está "trabajando con varias hipótesis" para explicar las interacciones, dice De Stephanis, desde las que sostienen que se trata de "juegos" hasta las que atribuyen sus actos a la "animadversión". Pero de momento, "no podemos dar una conclusión final".