Al menos 52 personas han muerto este lunes en un motín que ya ha sido neutralizado en una cárcel de Altamira (en el Estado de Pará, al norte de Brasil). La superintendencia del sistema penitenciario estatal ha informado de que el origen de los disturbios fue una pelea entre facciones que comenzó a las siete de la mañana (hora local) cuando presos de una organización criminal, encarcelados en un ala de la prisión, entraron en otro ala donde están encerrados reclusos de otro grupo, según informa el diario Estadão. La misma fuente ha asegurado que cuando empezaron los incidentes, las instalaciones fueron clausuradas y, ha añadido, los presos les prendieron fuego, de manera que algunos de ellos murieron asfixiados.
Dieciséis de los muertos en las cinco horas que duró el suceso fueron decapitados y el resto murió asfixiado, informa G1, un medio digital del grupo Globo. Las autoridades han detallado que dos funcionarios de prisiones fueron hechos rehenes, pero ya han sido liberados tras las negociaciones de las autoridades.