Bares de París tendrán que cerrar durante 14 días para contener una nueva ola de infecciones por COVID-19. La capital francesa ha declarado el más alto nivel de alerta e intenta, con restricciones parciales a la vida pública, evitar otro bloqueo total.
El prefecto de policía de París calificó las nuevas reglas como una “maniobra de frenado” ante una epidemia que se está extendiendo demasiado rápido.
Los cierres de los bares serán, probablemente, las más notables para la mayoría de los parisinos. La asociación de hostelería ya está preocupada por su supervivencia a largo plazo: la jornada reducida, que el gobierno ha extendido ahora hasta fin de año, no puede absorberlo todo y seguramente se perderán empleos.
También estará prohibida la venta de alcohol y la música en lugares públicos después de las diez de la noche. Así como las fiestas de estudiantes y las reuniones de más de diez personas en público. Se permiten bodas en iglesias y oficinas de registro con hasta 30 personas, pero la celebración posterior, por ejemplo, en un restaurante, no. Los pabellones deportivos, piscinas y gimnasios permanecen cerrados, excepto para las escuelas.
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Las universidades deben limitar el acceso de los estudiantes al 50 por ciento de su capacidad, lo que significa que las grandes salas de conferencias solo pueden estar ocupadas a la mitad.