Luego del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en una iglesia de Cerocahui, Chihuahua, el papa Francisco expresó sus condolencias por el crimen hacia sus “hermanos” y denunció la violencia que azota a México.
Antes de terminar su audiencia general semanal, Francisco ofreció sus oraciones para la comunidad jesuita y dijo estar “triste y consternado” por los crímenes de los sacerdotes mexicanos.
¡Cuántos asesinatos hay en México! Una vez más, repito que la violencia nunca resuelve los problemas, solo aumenta el sufrimiento inútil", dijo.
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