Cuando se trata de cambio climático, se tiende a pensar en bosques con árboles gigantes que atrapan pasivamente el dióxido de carbono de la atmósfera y lo utilizan para alimentos en un proceso llamado fotosíntesis. Sin embargo, el océano puede no tener árboles gigantes, pero tiene plantas microscópicas y pequeñas conocidas como fitoplancton el cuál hace el mismo proceso.
El planeta Tierra está siempre en rápida evolución y el carbono sigue desempeñando un papel importante, especialmente en la alteración de los ecosistemas. Ante esa situación la NASA Export Processes in the Ocean for Remote Sensing (EXPORTS) está al mando de una campaña que busca rescatar la zona crepuscular de océano. Para lograrlo, requiere de aprender el funcionamiento de este elemento químico (CO2) el cual está impactando al medio ambiente.
Abril de 2021 fue una fecha importante para los científicos de todo el mundo, porque comenzaron a realizar estudios a gran escala, específicamente en la superficie de la zona crepuscular en el Atlántico Norte. Los resultados arrojaron que el dióxido de carbono se disuelve en el océano, por tanto, está disponible para el fitoplancton hambriento que, en presencia de luz solar, florecerá.
Cabe señalar, en algunos casos, estas flores marinas pintarán aguas superficiales con tonos verdes y marrón donde se pueden observar incluso desde el espacio. Mientras el fitoplancton sigue siendo saludable, otras criaturas marinas, entre ellas el zooplancton, también tomarán ventada del fenómeno natural. Eventualmente, el carbono se incorporará en la cadena alimenticia oceánica y se liberará en forma de materia orgánica a través de la descomposición.
Parte de ese material de descomposición se reutiliza dentro del océano superficial, mientras que otros se hunden en las profundidades, es ahí donde se encuentra la zona crepuscular. Según los científicos, durante este proceso, el carbono puede reutilizarse, viajar con las corrientes, subir y bajar del océano junto con criaturas que migran a lo largo de la columna del agua.
En 2013, un grupo de oceanógrafos y científicos se reunieron en la Universidad de California en Santa Bárbara. Todo con el fin para crear una campaña sobre el terreno y estudiar la manera en que se mueve la superficie del océano al fondo marino. En 2015 el plan fue publicado bajo una rigurosa extensa revisión científica, en 2018 las EXPORTS se hicieron realidad. 18 proyectos fueron dedicados en abordar las cuestiones del plan científico de 2013; la NASA Ocean Biology and Bioeochemistry y la National Science Foundation financiaron cada proyecto.
Ahora, en 2021, la Expedición EXPORT North Atlantic comenzó con dos buques, drones aéreos y otros instrumentos oceanográficos la investigación en la zona crepuscular del océano. La investigación planea analizar desde criaturas microscópicas (virus y bacterias), hasta la circulación dinámica y los procesos biogeoquímicos que impulsan el ciclo del carbono en el Atlántico Norte.