Un cura de 72 años, identificado como Giuseppe Berardelli, murió por coronavirus, luego de que se negó a usar un respirador que sus feligreses le habían comprado, para dárselo a un paciente más joven al que ni siquiera conocía.
El sacerdote principal de la ciudad de Casnigo, falleció en el hospital de Lovere, de Bérgamo, una de las ciudades de Italia más afectadas por el COVID-19.
Los residentes de Casnigo aplaudieron desde sus ventanas y balcones cuando el ataúd fue llevado al entierro, ya que por haber muerto de coronavirus, no hubo funeral.
La historia de Giuseppe Berardelli se viralizó por su gesto de apoyar a alguien más en medio de la pandemia.
El papa Francisco dirigió este martes una oración por los médicos y sacerdotes muertos, “agradeciendo a Dios por su heroico ejemplo al servir a los enfermos”, pues según los informes, al menos 50 sacerdotes han muerto por coronavirus en Italia.
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