Italia.- “Mamá, ¿no escuchas la voz? ¿No lo ves? Quiere matarme” le dijo Alejandro a su madre, la noche antes de que fuera él quien le quitara la vida a dos personas.
La mañana del viernes, Alejandro Stephan Meran arrojó a una mujer al suelo para robarle su “scooter” en la transitada Via Carducci en Trieste, Italia.
Al regresar a casa en el scooter, confesó a su familia que lo había hurtado, por lo que su hermano, Carlysle, marcó a la policía para confesarles el robo y disculparse, ya que Alejandro padece una enfermedad mental.
Carlysle acompañó a su hermano junto a dos oficiales hacia la estación de policías de Trieste. Alejandro se veía colaborativo y pacífico.
Al llegar a la oficina de Prevención General, Alejandro pide ir al baño. Es en ese momento que logra robar el arma de su primera víctima, el agente Pierluigi Rotta.
Rotta, quien había dejado su arma sobre un escritorio, recibió dos disparos, en el pecho y en su abdomen.
Entonces, se desata el caos en la estación.
El colega de Rotta, Matteo Demenego, se apresuró a ver lo que sucedía cuando Alejandro lo recibió con tres disparos mortales.
Del cadáver de Demenego, Alejandro agarra una segunda pistola.
Mientras tanto Carlysle, sorprendido de la actitud de su hermano, se atrinchera debajo de un escritorio, en estado de shock. Después corrió hacia una salida donde fue identificado y detenido por otros policías.
Alejandro seguía ofreciendo resistencia, hiriendo a un oficial más cuando se dirigía a la caseta de vigilancia. Se abrió el paso y logró salir de la estación.
Al intentar abordar un vehículo policial, unos agentes lograron lastimar la ingle de Alejandro y le quitaron las armas.
"No se puede decir nada para consolar a un padre que pierde a un hijo o a un hijo que pierde a su padre. Lamento lo que hizo mi hijo” comentó la madre de Alejandro.
“Él no puede [disculparse], tiene una enfermedad mental” agregó.
“Lo siento mucho, ahora no sé cómo pedir perdón a estas familias".